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Los fantasmas de Merkel y Sarkozy

Angela Merkel y Nicolas Sarkozy retomarán hoy en Bruselas su particular cruzada contra los especuladores. La iniciaron en 2008, tras el colapso del sector bancario, y quedó en nada. Ahora vuelven a la carga, alarmados por las sacudidas en los mercados de deuda pública de la zona euro, donde los bancos franceses y alemanes figuran como los principales acreedores.

Y lo hacen con el mismo tono apocalíptico (tan años 30 del siglo XX) sobre la conspiración que amenaza con arrebatar la bienganada riqueza de sus compatriotas, que nunca, quién se permite dudarlo, han intentado especular en los mercados Por supuesto, no es más que otra populista cortina de humo.

Hace dos años, el chivo expiatorio fueron los hedge funds, que todavía hoy siguen operando libremente en el mercado europeo (su regulación aún no se ha aprobado, entre otras cosas, porque los gobiernos progresistas de Londres y Madrid, la han frenado).

Ahora, la canciller alemana y el presidente francés arremeten en una dramática carta contra las agencias de calificación, y en particular, sin mencionarla, contra Standard & Poor's, por haber rebajado la calificación de la deuda grigea sin esperar a que la zona euro concretase su plan de rescate.

Parece normal que la carta no mencione que el anuncio del plan de rescate se retrasó durante semanas por culpa, precisamente, del gobierno alemán. Pero resulta mucho más curioso que Merkel y Sarkozy no recuerden que el año pasado aprobaron en el seno de la UE un Reglamento para las agencias en el que las acusaban, textualmente (considerando 10), de no haber "reflejado con la suficiente prontitud en sus calificaciones el deterioro de las condiciones del mercado y, en segundo lugar, no han ajustado a tiempo sus calificaciones crediticias a la vista de la agravación de la crisis del mercado".

Sin duda, la UE debería atajar los posibles conflicos de interés de las agencias. Pero, quizá, también haya llegado el momento de que Merkel y Sarkozy dejen de agitar fantasmas para ocultar los innegables problemas de la zona euro. Y deberían empezar ya a ajustar cuentas con sus respectivos sectores financieros antes de embestir contra enemigos imaginarios.

La crisis de las subprime, por ejemplo, permitió descubrir que los bancos alemanes, públicos en gran parte, se estaban jugando los ahorros de sus clientes en el mercado inmobiliario estadounidense sin entender apenas las reglas del juego. La crisis griega ha puesto al descubierto que los bancos franceses seguían prestando cantidades ingentes de dinero a un país cuya deuda pública supera el 100% de su PIB desde hace más de una década.

Foto: Angela Merkel y Nicolas Sarkozy en Bruselas (B. dM., noviembre 09).

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