Despierta la Expo y Shanghai se quita el pijama
Las autoridades están en campaña para que los shanghaineses abandonen varios de sus hábitos más arraigados, como salir en ropa de cama
Arranca la Exposición Universal de Shanghai este primero de mayo y durante seis meses -hasta el 31 de octubre- la megalópolis china quiere estar guapa para recibir a los millones de personas que acudirán al certamen -unos 70, de los cuales cinco serán extranjeros, dicen las previsiones-. Para ello no basta con el despliegue dentro del recinto que acoge el acontecimiento internacional más importante organizado en el país después de los Juegos Olímpicos de Pekín. La Expo acarrea todo un proyecto de transformación urbana que incluye, esta vez, el apartado de los usos y las costumbres.
El Gobierno de Shanghai lleva varias semanas haciendo hincapié en la necesidad de que la población evite algunas prácticas tradicionales. La más anecdótica de las recomendaciones es que los ciudadanos dejen el pijama en casa. No es extraño ver a los shanghaineses pasear por una avenida comercial vestidos con tal prenda, pero según las autoridades este hábito, más que como tipismo, podría ser percibido por los visitantes como una falta de decoro.
Otras advertencias son la de abstenerse de hablar el shanghainés -el dialecto de la ciudad- y hacerlo en mandarín -el idioma chino más estándar-, o no escupir en la vía pública.
La Expo de 2010 ocupa veinte veces la superficie del certamen celebrado en Zaragoza en 2008
A falta de comprobar el calado de estos avisos institucionales, lo ya palpable es el lavado de cara de la ciudad. Así, por ejemplo, la capital económica de China ha recuperado el Bund, un malecón fluvial cerrado al público en 2007 y que constituye uno de los principales reclamos turísticos de Shanghai. La orilla de los extranjeros (en su traducción) vuelve como una arteria renovada, más transitable, con aceras tres veces más amplias y seis carriles de tráfico soterrados -en vez de los 11 que tenía-.
"La pujanza china va a convertir la Expo de 2010 en un evento único", explicaba a CincoDías Vicente González Loscertales, el español que desde hace 16 años capitanea el BIE (Bureau Internacional de las Exposiciones, el organismo responsable de estos actos). Y es que además de los atractivos del envoltorio, Shanghai ha asignado hasta 520 hectáreas al recinto de la Exposición Universal. Una superficie que representa 20 veces la extensión de la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008.
'Mejor ciudad, mejor vida'
Allí tendrán cabida 42 pabellones de los más de 200 países que participan. La temática seleccionada, Mejor ciudad, mejor vida, hace referencia al reto global que plantea la expansión de las grandes urbes y la necesidad de proyectar modelos de desarrollo más sostenibles.
Con ese argumento, no obstante, los países explotarán en los edificios algunos de sus atractivos autóctonos y otros de factura más espontánea, para ganarse el favor del público. Entre los primeros, sobresale La Sirenita de Copenhague. La escultura, realizada en bronce por Edvard Eriksen, ha abandonado su emplazamiento en el puerto de la ciudad danesa y aparece ya instalada en la Expo.
Es la primera vez que viaja fuera de sus fronteras originarias y lo hace con la expectativa de captar los flashes de los visitantes. "En China son grandes admiradores de la obra de Hans Christian Andersen", remarca Christopher Bo Bramsen, comisario del pabellón de Dinamarca. Dado que su autor concibió la figura en homenaje al escritor de cuentos infantiles, La Sirenita garantiza la atención de los ciudadanos chinos, además de señalar la limpieza de las aguas como elemento en pos de un mayor bienestar en las ciudades.
Brasil, asimismo, expondrá el concepto de ciudad pulsante, basado en tres aspectos: un desarrollo urbano socialmente justo, económicamente viable y ambientalmente sustentable. Las grandes citas deportivas que acogerá el país suramericano próximamente -el Mundial de fútbol en 2014 y las Olimpiadas de 2016- han desatado importantes proyectos de conversión urbana y los organizadores exponen aquí sus fundamentos.
Francia, por otra parte, apuesta por una vertiente más pintoresca y celebrará bodas en su pabellón. Y Chile presenta El pozo de las antípodas, desde el que es posible observar -como si un agujero atravesara el planeta- lo que ocurre en el país andino en tiempo real.
Pese a los reclamos exhibidos, nadie vacila en algo: el pabellón de China atrapará a la mayor parte del público. "Es el más popular", admitía una de las voluntarias en los ensayos previos a la inauguración. Además de por el elemento patriótico, el anfitrión cautivará por otros alicientes, como la enorme reproducción animada de la pintura clásica Qingming shang he tu (Pintura del río arriba en el Día de Barrer las Tumbas, una festividad típica).
Miguelín es el protagonista del pabellón español. Un bebe gigante, engendrado para la ocasión por la directora de cine Isabel Coixet, que con su presencia anima al público a reflexionar sobre qué ciudades han de recibir las generaciones venideras. "Cuando hablamos de una ciudad mejor y una vida mejor, ¿para quién es eso?", pregunta la catalana. Además de la artífice de la sala Hijos, han participado en el proyecto otros dos realizadores: Bigas Luna, encargado de la sala Origen, y Basilio Martín Patino, autor de la sala Ciudades.
En la primera, la herencia -el "ADN español"- traza un punto de partida que recorre desde Atapuerca hasta el Guernica. En el apartado intermedio -entre el pasado y el futuro- aparece retratado el éxodo rural y la realidad actual del ordenamiento urbano.
El empleo del mimbre
æpermil;ste es parte del argumentario guardado en las tripas del pabellón, pero si algo resulta llamativo del edificio es su apariencia exterior. El estudio Miralles-Tagliabue planificó una estructura sinuosa recubierta con placas de mimbre -en alusión a la artesanía de España y de China, como nexo entre ambas culturas-. Por este rasgo de la arquitectura el pabellón ha sido bautizado por los chinos como el Cesto y ha despertado la admiración de quienes han tenido oportunidad de acudir al recinto.
Un buen principio, porque a la Expo de Shanghai se va a destacar. Cientos de delegaciones con políticos y personalidades de toda índole apoyarán sus candidaturas, con un objetivo: abrir vía hacía el epicentro de China y del enorme mercado que puede suponer.
Estereotipos.
¿Cómo ven españa los chinos?-Toros y fútbol. Lo primero que le viene a la cabeza a un ciudadano chino cuando le preguntan por España es, en un 42% de las ocasiones, los toros, y en un 10%, el fútbol, según los resultados del índice de marca país.-Flamenco. Hasta un 31% asocia la música española con este género.-Raúl. El personaje más popular es Raúl, con un 8% de las alusiones; otros que alcanzan un mínimo de relevancia son el Rey, el presidente del Gobierno, el príncipe Felipe, Franco, Picasso, Plácido Domingo y Cervantes, con un 1% cada uno.-Madrid y Barcelona. Sólo estas dos ciudades son conocidas.
Conquistar por el estómago
España tratará de seducir al visitante de la Expo echando mano de uno de sus recursos más exquisitos: el buen hacer culinario. Además de las actividades culturales organizadas durante el certamen, resalta el apunte gastronómico. Así, el pabellón español incluye un bar de tapas, regentado por el chef Pedro Larumbe. El navarro y su equipo han preparado una carta que combina las recetas típicamente españolas con algunas propuestas orientales, en un mix de cuño innovador.Además, la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (que gestiona la presencia de España) ha dispuesto un programa de alta cocina, a desarrollar en el Gran Hotel Meliá Shanghai. En él intervendrán algunos de los restauradores españoles más reputados, a dúo con grandes figuras de la cocina internacional. Cada pareja homenajeará a una comunidad autónoma y a sus productos con denominación de origen. Entre los participantes están Juan Mari Arzak, Martín Berasategui, Pedro Subijana, Andoni Adúriz, Pepe Solla y Paco Roncero.
Datos
70 millones de visitantes acudirán, según pronostican los organizadores.42 pabellones nacionales alberga la Exposición Universal de Shanghai