"China volverá a cambiar el esquema industrial global"
El experto en el gigante asiático vaticina un fuerte aumento de la clase media en el mayor mercado emergente del planeta, que pasaría a depender más de la demanda interna que de las exportaciones
El responsable en España de Interchina, consultora que asesora al 70% de las firmas españolas presentes en China, espera que la inversión de este año duplique los 1.200 millones de euros de 2009.
China superó el año de la recesión global con un crecimiento medio del PIB del 8,5%. ¿Le ha sorprendido esa resistencia?
No. Ya en 2008 previmos un alza del 8% para el año pasado, frente al pronóstico mayoritario que esperaba paro, levantamientos sociales y un crecimiento del 4%. El aumento de la base de consumo, unido a la capacidad de actuación del Gobierno, ha permitido ese resultado: por primera vez en 20 años, China ha crecido con las exportaciones estancadas. El 60% del crecimiento se debe a inversión privada y gasto público (incluyendo estímulos fiscales del 17% del PIB), correspondiendo el resto al consumo privado.
No creo que estalle la burbuja inmobiliaria. Pekín impondrá nuevas medidas financieras si percibe un riesgo inminente"
Hace tiempo que Pekín apostó por cambiar su modelo de crecimiento para reducir la dependencia del exterior. ¿Significan esas cifras que lo ha conseguido?
Desde luego, el objetivo ha sido puesto en valor en un año histórico. Las exportaciones han entrado en crisis por el derrumbe internacional, pero el país no lo ha hecho. Las ayudas por 445.000 millones de euros han sido claves, pero también ha crecido la base de consumo autónoma, aupada por cerca de 400 millones de personas que rozan la clase media. Ahora, China debe recortar la tasa de ahorro desde el 58% hasta el 40% de la renta disponible, y para ello hacen falta inversiones en salud, educación y medio ambiente. En definitiva, la presión fiscal tendrá que crecer y será necesario un nuevo modelo industrial.
¿En qué sentido?
Los costes industriales crecen a un ritmo del 7% anual, lo que supone un deterioro de la tradicional ventaja competitiva de China. Para que el ritmo de crecimiento se mantenga, el país necesita pasar de un modelo industrial de productos baratos a uno de bienes de equipo de tecnología media y media-alta, con factor tecnológico propio. Si lo logra, pasará a ser líder en maquinaria industrial y de herramienta, al tiempo que seguirán creciendo los salarios y los dividendos.
Suena a cambio radical...
Así es. Creo que, después de ser la fábrica del mundo, en los próximos cinco años China volverá a cambiar el esquema industrial global. Cuando China lidere los sectores citados, con una ventaja competitiva de entre el 40% y el 60%, muchos países tendrán que cambiar. En España, el País Vasco y Cataluña sufrirán lo mismo que Valencia en los años ochenta. La única solución es la esbozada por Italia y Alemania: ir a China para aprovechar la ventaja en costes, manteniendo en Europa la I+D, la creatividad y el canal comercial. Las señales son claras: China es ya el primer comprador de máquina industrial, herramienta y robótica, aparte del primer productor y comprador de automóviles.
¿Existe, como temen algunos, una burbuja inmobiliaria en el país?
Desde luego, hay un sobrecalentamiento en el sector, con subidas de precios del 10%. Si estallase la burbuja, tendría efectos devastadores, porque de la cadena asociada a la construcción inmobiliaria depende un 15% del PIB chino. Además, una crisis del sector derrumbaría la confianza de los consumidores e impulsaría de nuevo la tasa de ahorro. Sin embargo, no creo que la burbuja llegue a explotar. El Gobierno ha anunciado en enero un paquete de medidas de enfriamiento, como la subida de tipos o el aumento de las reservas mínimas de los bancos. Si Pekín percibe un riesgo inminente, no dudará en imponer nuevas medidas financieras y antiespeculación.