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Macroeconomía

El tirón de China y el 'sorpasso' a Japón

Los grandes países de Asia, el continente más poblado, emergen como triunfadores de la crisis financiera. Por una vez, sus economías resistieron la caída de los países ricos

Una vez que el grueso del planeta saca la cabeza de la gran recesión, una de las principales novedades que cabe destacar de la misma es la inusitada resistencia de los países emergentes. Ese mejor comportamiento respecto a los países industrializados (tradicionalmente, los emergentes multiplicaban los problemas de aquéllos) se ha visto especialmente representado en Asia, donde las dos grandes potencias demográficas del planeta saldaron 2009 con números envidiables.

El caso de China es el más destacable, aunque, en materia económica, ya pocas cifras sorprenden de entre las surgidas de ese raro ejemplo de capitalismo salvaje dirigido. Las previsiones de los analistas apuntaban a un frenazo considerable del crecimiento económico, hasta unos niveles del entorno del 5%, que traerían aparejados graves problemas sociales. Es cierto que se ha producido un significativo retorno de trabajadores de la ciudad hasta sus pueblos de origen, pero el saldo global difícilmente puede ser más positivo en términos de rendimiento: un crecimiento del producto interior bruto superior al 10% en el último trimestre de 2009 (es decir, de nuevo en la alocada velocidad de crucero media de las últimas tres décadas), para completar el ejercicio con un alza de PIB del 8,7%.

Para la llamada fábrica del mundo, el dato tiene una relevancia especial, habida cuenta de que coincide con el peor año en muchas décadas para sus principales destinos exportadores. De hecho, las ventas al exterior tuvieron una contribución prácticamente nula al crecimiento, que se sustentó, por una vez, en la demanda interna. Tras haberse comportado durante los últimos años como la hormiguita frente a la cigarra estadounidense, China disponía de fondos para permitirse estímulos fiscales por el astronómico valor de 445.000 millones de euros (equivalentes al 17% del PIB). Además, los esfuerzos de los últimos años para recortar la tasa de ahorro y fomentar el consumo interno comienzan a dar sus primeros frutos, para redondear un ejercicio 2009 que abunda en el milagro económico chino.

India creció el año pasado un 7,2%. Su próximo plan quinquenal establece el objetivo de alcanzar un 10% de alza media"

Japón ante sus fantasmas

Hasta tal punto llega la pujanza del gigante asiático en los últimos años, coincidentes con la decadencia de su vecino del otro lado del mar, que el temido sorpasso económico estuvo muy cerca de producirse en 2009, y no se demorará más allá del presente ejercicio. Japón logró el año pasado mantener in extremis su condición de segunda potencia económica del planeta, al cerrar el ejercicio con un PIB de 5,07 billones de dólares, frente a los 4,9 de China. Lo que pocos analistas ponen en duda es que 2010 será el definitivo año del sorpasso: un traspaso de poderes histórico para el continente. El milenario imperio continental, invadido y humillado por Japón en la Segunda Guerra Mundial, pasa ahora a superar al inversor donde más le duele: ser el heraldo del milagro económico.

El imperio del sol naciente logró sacar la cabeza en el último trimestre del año pasado, con un crecimiento anualizado del PIB del 4,6%. La mejoría de la coyuntura internacional ha servido para fortalecer los números de un país que lleva la vocación exportadora en el ADN, aunque persisten las dudas sobre la demanda interna. Asociado a ella reaparece el mayor fantasma de la economía japonesa de las últimas dos décadas: la deflación. El deflactor del PIB -el indicador más amplio de la evolución de los precios- descendió en el último trimestre de 2009 un 3%, el mayor bajón en medio siglo. En esas condiciones, la amenaza de otra década perdida, como la de los noventa, no puede tomarse a la ligera.

Pero el otro gigante demográfico de Asia y, por extensión, del planeta, tampoco se duerme. Según las estimaciones gubernamentales, el PIB de India creció un muy saludable 7,2% en el año fiscal que acabó el 31 de marzo. El primer ministro indio, Manmohan Singh, ya ha anunciado que el objetivo del próximo plan quinquenal, que cubrirá el periodo 2012-2017, incluye como meta alcanzar un crecimiento medio del 10%. Según Singh, uno de los grandes artífices de las reformas de apertura económica de los años noventa, sólo así se podrá erradicar la pobreza y garantizar empleos a la creciente población activa. El plan incluye una llamada a que el sector privado eleve su participación en la economía, fundamentalmente ante las crecientes necesidades de infraestructuras.

Menos alentadoras son las cifras de Corea del Sur. La cuarta economía del continente saldó 2009 con un pírrico crecimiento del 0,2%, el peor dato en lo que va de siglo. Posiblemente, la madurez económica del país (al que ya no puede calificarse de emergente) ha llevado a que el impacto de la crisis financiera internacional haya hecho mella en él más que en otros de su entorno. Las cifras del último trimestre llaman a la preocupación: caídas de las exportaciones (1,8%), el consumo privado (0,1%) y el gasto público (2,9%, debido al inicio de la retirada de los estímulos fiscales). Con todo, Seúl mantiene su optimismo para el año en curso, en el que espera que el producto interior bruto rebote con un crecimiento del 5%.

Aunque el impacto de la crisis global ha sido variable según países, se puede concluir que el grueso del continente asiático ha salido relativamente bien parado. Como muestra, una constatación del Banco de España: la "acelerada" reactivación económica del Asia emergente ha posibilitado que se recupere ya el nivel de intercambios comerciales previo a la crisis. Un síntoma esperanzador.

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