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Tendencias

Cuidar el monte puede ser muy rentable

Crecen las empresas que apuestan por la gestión forestal sostenible como negocio, al albor de los certificados 'verdes'

El ejercicio de saber de dónde procede la madera que se consume no está aún generalizado. Sin embargo, la senda verde que lentamente abre la economía también empieza a calar en el sector forestal. Aún en plena crisis, la revalorización del monte en clave sostenible "puede ser un factor de diferenciación y valor añadido para las empresas", explica Ana Belén Noriega desde la organización PEFC, uno de los principales sistemas de certificación forestal

Esta gestión sostenible puede ser además una de las claves que salve el monte en España, en gran parte en manos familiares, golpeado casi de muerte por el abandono de las zonas rurales.

La generación de empleo en estas zonas no es baladí. "Salvo las imprentas, la mayor parte de las empresas certificadas se encuentran cerca de la materia prima, es decir, cerca del territorio forestal", explica Marta Salvador desde la misma organización. Esto explica, además, que la gran mayoría de compañías del sector forestal sean pequeñas y medianas empresas.

La gestión de los bosques con criterios ambientales puede ser una de las claves que salve el campo del abandono rural

De las 456 empresas certificadas "sostenibles" que PEFC ha registrado en España, el 92% son pymes. Lo que este organismo hace con ellas es promover las bondades de cuidar el monte, proteger su biodiversidad, sus suelos y, por fin, comprender sus funciones económicas y sociales.

Para ello se asocia con entes como la Fundación Biodiversidad, que depende del Ministerio de Medio Ambiente, en la formación de pequeñas empresas.

A través de su programa Empleaverde, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, la Fundación Biodiversidad trabaja con otros organismos con este mismo objetivo. En este sentido, y ante la llegada del verano, la época más peligrosa para los montes por el riesgo de incendio, la Asociación de Forestales de España organizará a finales del mes de mayo en Huelva una jornada sobre prevención de incendios forestales y las posibilidades de empleo que ofrece la gestión de los bosques.

Así, aserraderos, carpinterías, fábricas de mobiliario, imprentas, fábricas de bolsas de papel, distribuidores de madera y productos derivados se suman poco a poco a la cadena de custodia de la madera, que sería el equivalente del lema "de la granja a la mesa" de la industria agroalimentaria, es decir, seguir la pista del producto forestal desde el monte hasta la mesa de comedor o el libro del consumidor y asegurarse de que respete la legalidad, así como criterios sostenibles. "La única forma de garantizar estas premisas es un certificado, como existe en la industria agrícola, que está más acostumbrada porque tiene sentimiento de mercado", explica Noriega. Por ello, el gran reto ahora es "contarles cómo relacionarse con la sociedad", añade.

La sensibilización había beneficiado a este sector pero, en los últimos meses la tendencia se había frenado por el bajón de precios que ha provocado la crisis y los costes añadidos que genera la certificación. En 2009, la importación de madera registró una caída del 40% respecto a 2008.

La importación de recursos forestales es, precisamente, un fuerte reto que la gestión forestal sostenible deberá afrontar en los próximos años. "El 80% de la madera para carpintería, muebles y juguetes se importa", explican desde la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM). En 2009, el total comprado en el exterior ascendió a 1.300 millones de euros.

El esfuerzo de los organismos certificadores es fomentar la producción local, pero también asumen que hay especies autóctonas que simplemente no son útiles para la comercialización de determinados productos, como muebles de madera maciza. En definitiva, habrá que seguir importando. De lo que se trata es de racionalizar el consumo y la producción.

Para ello, resulta vital concienciar al consumidor. Un ejemplo es la madera de teca, procedente en su mayoría de los bosques tropicales de Indonesia, amenazados por la deforestación debido al consumo masivo de esta especie, comercializada sobre todo en Europa en forma de mobiliario de jardín.

"Son las especies más conocidas por los arquitectos, por ello han vivido este boom", explican desde la AIEM. Pero ahora "es conveniente abrir el abanico de maderas alternativas, quitar la presión del mercado sobre estas especies".

Desde PEFC recomiendan "pedir el mismo aspecto, pero no la especie", es decir, servirse de otras especies como el eucalipto, abundante en España, muy resistente, para imitar el aspecto de las especies más demandas en el mercado.

El corcho será otro gran aliado de la gestión sostenible del monte español. Más de 100.000 personas en siete países productores, entre ellos España, dependen de las economías del alcornocal. La organización WWF España estima que España cuenta con alrededor de 24.281 hectáreas de alcornocales certificadas. El 33% de la venta mundial de corcho está sujeto a políticas de compra responsable.

el protagonista

Espadán Corks. La cuarta generación de la familia Miravet también se dedica al corcho. La empresa familiar arrancó en los años sesenta con la fabricación de tapones artesanales para frascos de conservas. En el año 2008 la compañía se convirtió en la primera empresa de fabricación de tapones de corcho con sello FSC. Dos años después, sigue siendo la única del mercado español con esta distinción. Pese al incremento de costes que conlleva el certificado, compensa: "Para diferenciarnos", explica Adolfo Miravet. Por el momento, 1.000 de sus 2.000 hectáreas de la sierra de Espadán están certificadas. El corcho que sale de sus alcornocales se marca a fuego, "como antes", con el fuego de su propia leña, "como el buen pan".

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