Grecia, una crisis que se retroalimenta
Ha llegado Grecia a una situación imposible? Mientras seguimos escuchando desde la Unión Europea que Grecia no hará default, los mercados nos dicen lo contrario. Estoy hablando de rentabilidades de la deuda pública a largo plazo del 8,7%, tipos de interés de la deuda a dos años del 10,2%. Pero en plazos más cortos, meses, incluso se ha superado esta rentabilidad.
¿Quién tiene razón?
La crisis de Grecia (permítanme que por el momento no la extrapole a soberana) surge a principios de año. ¿Cómo combatir una crisis de confianza en un país miembro del euro si no hay mecanismos oficiales para hacerlo? En los dos últimos meses hemos escuchado propuestas y contra propuestas, criticas y contra críticas, también acusaciones a nivel europeo. La conclusión para el mercado ha sido clara: no hay nada definido, luego todo es posible.
Pero, es cierto, en el camino hemos tenido dos amagos de solución. La primera, en el mes de marzo, cuando los países del área euro acordaron un mecanismo de préstamos bilaterales siempre que Grecia siguiera aplicando el Plan de Ajuste de su déficit y el mercado le negara fondos. Tras rechazarlo de forma reiterada en febrero, se aceptaba que el Fondo Monetario Internacional (FMI) participara en el mecanismo.
Ya en abril, ante el mayor deterioro de las condiciones del mercado, se puso una cifra a la aportación de fondos con más de 30.000 millones de euros desde los países europeos y una cifra inferior (quizás 12.000 millones) desde el Fondo Monetario Internacional. Claro, siempre que fuera necesario.
Sin embargo, la mejora de las condiciones de mercado tras estos anuncios ha sido de corta vida. ¿Qué más quiere el mercado? Posiblemente menos promesas y más realidades. El Tesoro griego colocó papel a muy corto plazo hace unos días, con rentabilidades superiores al 4,0%. Un nivel muy elevado en aquel momento (piensen que el d/d en el interbancario es 0,5%).
Es claro que una economía como la griega, con un descenso del producto interior bruto (PIB) previsto para este año del 2,0% (Fondo Monetario Internacional), necesita tipos de interés más bajos. El Tesoro griego, en un proceso de ajuste brutal de su déficit para este año, no puede pagar tipos de interés tan elevados como los del mercado. Por cierto, en subida libre en las últimas semanas. De hecho, no creo que hubiera dinero en el mercado para financiarlo. A cualquier tipo. Deterioro de las expectativas, luego tipos de interés al alza. Tipos de interés al alza que llevan a un mayor pesimismo sobre la economía griega y el cumplimiento del Plan de Ajuste del déficit por parte del Gobierno griego. Y volver a empezar.
La decisión de recortar el rating de la deuda griega adoptada ayer por la agencia Moody's refleja bien este círculo vicioso. "La deuda griega podría estabilizarse en unos niveles de rentabilidad más altos de lo esperado en principio". La agencia de rating también advierte que podría haber un nuevo downgrade en el futuro. Un futuro, sin duda, muy complicado para Grecia.
Lo dicho, hace falta que se aplique el plan de ajuste, pero que se haga bajo unas condiciones factibles. Esto pasa por tener acceso a fondos, que ahora le niega el mercado. ¿Es posible? Las tensiones producidas en los mercados en los dos últimos días expresan dudas de que finalmente ocurra.
Y el Fondo Monetario Internacional advirtió que la continuidad en las tensiones en Grecia podría llevar a un proceso de desconfianza sobre el riesgo soberano a nivel mundial. Aquí sí podríamos hablar de una crisis hasta el momento desconocida. ¿Qué consecuencias tendría? ¡Y quién lo puede saber!
Por el momento, lo que hemos visto es pánico en las Bolsas. En las Bolsas europeas, con limitada liquidez en la renta fija (europea) y desplome del euro hasta los niveles mínimos del año. ¿Debemos hablar entonces de una potencial crisis en Europa? Espero que no. Al final, esperemos que la racionalidad vuelva a los mercados. Y a las autoridades.
José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España