"La vida diaria interesa más a la gente que la corrupción"
El responsable de Hoy por Hoy, el programa más escuchado de la radio en España, analiza el momento de la profesión y el impacto de su trabajo en la opinión pública
Hoy por Hoy se ha mantenido como el programa líder de la radio española en los cinco años transcurridos desde que Iñaki Gabilondo cediera el testigo a Carles Francino (1958), con más de dos millones de oyentes según el primer EGM del año hecho público esta semana. El dato aparece cuando se ha tomado unos días de descanso por su segunda paternidad.
¿Le inquieta que las tertulias televisivas arrebaten protagonismo a la radio?
Creo que hay lugar para todos, aunque la radio seguirá siendo el referente. De todas formas, hace años que decidimos ya que la política no debía ser nuestra prioridad. En particular, esa forma de entenderla desde el periodismo en España con declaraciones, respuestas Prefiero que toquemos temas que se deciden desde la política pero importan más a la gente, como la salud o la educación. Hay que ensanchar el campo, escuchar más a la gente.
¿Cree entonces que el modelo de las tertulias pierde fuerza?
Desde luego. Además, prefiero hablar de análisis, de expertos, que de tertulias. Las tertulias se han convertido en una especie de debate político por personas interpuestas, muy predecible. Y yo lo dije desde el primer día que me confiaron Hoy por Hoy: no me gusta el periodismo de trincheras. No creo que se consiga mucho a medio plazo haciendo que la gente se levante por la mañana de mala hostia.
Aunque todos los medios tienen identificaciones ideológicas claras, que se dejan notar.
Es evidente que la SER forma parte de un grupo con ideología socialdemócrata, pero la identificación con el PSOE que nos adjudican otros medios me molesta. Puede que tengamos una línea editorial, pero somos muy transversales, y estamos alejados del sectarismo. Me gusta dudar, hacer preguntas, ver las otras versiones, encontrar los peros a la respuesta obvia. Quien nos escuche puede estar en desacuerdo con nosotros, pero nunca se sentirá ofendido.
¿Vivimos un momento especialmente crispado?
No, no. Recuerdo el 11-M, los meses finales del Gobierno Aznar, los años duros de ETA fueron momentos más difíciles. También es verdad que es como si la crisis hubiera arrasado con todo. Por mucha corrupción que salga, la gente está más preocupada por la vida diaria, por su trabajo, los servicios públicos...
Los periodistas somos permanentemente autocríticos, ¿qué novedades le gustaría introducir en su programa?
Me gustaría hacer entrevistas a personajes de alto nivel, fuera de su territorio habitual. Tener una conversación con Guardiola sin hablar de fútbol o con Rajoy sin mencionar la política. Pero la verdad es que es difícil acceder a ellos con el tiempo necesario. Un proyecto en el que estamos es en el de incorporar colaboradores especializados, como Joana Bonet, la directora de Marie Claire, que nos está hablando de los cambios de tendencias, o Álex Rovira, que lleva una sección sobre gente emprendedora, valientes en estos tiempos de crisis. Pronto empezaremos a contar con el cocinero Martín Berasategui. Me gustaría proseguir en esa línea.
¿Qué necesita el periodismo para recuperar la autoestima?
Deberíamos conducirnos con prudencia, hacer bien nuestro trabajo y no creernos cualquier novedad que llegue. Ahí tienes el caso de los confidenciales, su influencia dentro de la profesión: son nuestro Tomate, hay periodistas que tienen una adicción por consultarlos casi demencial. Yo vivo sin ellos. Además, las empresas deberían reconsiderar su posición en el sentido de medir todo conforme a la productividad. No creo que ése sea un valor muy fiable para evaluar la labor de un periodista. Los recursos disminuyen y la tarea a realizar crece, con lo que la calidad del producto se ve afectada. Y la calidad, en digital o en analógico, es lo que al final te dará visitas, lectores, oyentes, espectadores clientes, en suma.
Escéptico ante los gurús digitales
El futuro protagonismo de internet no asusta tanto a Carles Francino como a algunos de sus colegas, puesto que considera que "la radio puede verse potenciada por las posibilidades de la red". Sin embargo, sí se muestra escéptico ante lo que califica como "una dictadura intelectual de lo digital. Todo el mundo con las mismas teorías en la mano, pero sin que se sepa de dónde va a salir la pasta. Las posiciones de los gurús digitales me sorprenden, por decirlo suavemente". Tampoco le gustan los actuales informativos de televisión, "incomprensibles mezclas de temas, como si fueran magazines. No hay más que ver cómo Iñaki Gabilondo está ahora más a gusto en CNN+, donde sólo tiene que hacer información".