Fiat culmina la exitosa gama 500 con la carrocería convertible
La marca italiana ha logrado crear un coche que enamora, y la versión descapotable potencia aún más su encanto
El grupo Fiat comenzó a recuperarse de una difícil situación gracias al nuevo Punto de 2005, y en 2007 presentaron el nuevo 500. Para este modelo optaron por un diseño inspirado en el 500 de los años cincuenta, y la respuesta del mercado ha sido espectacular. Inicialmente la previsión de ventas en todo el mundo era de 120.000 unidades anuales, pero el año pasado se comercializaron 190.000 coches. Ya han vendido más de 500.000 unidades en 59 países, y su producción en México, para venderlo en EE UU, ha comenzado gracias a la toma de control de Chrysler por parte de Fiat Group. Esperan producir en el país norteamericano entre 100.000 y 130.000 unidades al año.
El secreto sin ninguna duda está en su diseño, lleno de encanto. Además es muy rentable a pesar de ser relativamente barato, porque emplea la plataforma del Panda y se fabrica para Europa en la planta polaca de Tychy, donde los costes de producción son muy bajos.
Los primeros 500, cuando se lanzaron en julio de 1957, eran todos descapotables. El sistema del techo era básicamente igual que el del nuevo 500C, aunque la luneta era de plástico y el proceso de apertura era manual. Se diseñó como convertible para aminorar el peso y abaratar su coste. Hoy en día el objetivo del techo de lona es muy diferente. En Fiat quieren promocionar el 500C como un vehículo para disfrutar de cada recorrido. Es lo que han llamado solución de placer a bajo coste.
La previsión era vender 120.000 al año, y en 2009 se entregaron 190.000
El 500C no es un cabrio con el techo de lona convencional, sino que sólo se descapota la parte del techo. Esta configuración, que en un principio podría parecer poco atractiva, es muy razonable. En primer lugar, el coche mantiene su rigidez. Otra ventaja es que no lleva un complicado sistema de plegado que restaría espacio al maletero y añadiría mucho peso. Su capacidad de carga es de 182 litros, sólo tres menos que con la carrocería cerrada. Además, la lona se repliega eléctricamente en 25 segundos, (también se puede descapotar parcialmente en sólo 15 segundos), de modo que la sensación de libertad es como en cualquier otro cabrio. Con la lona desplegada el ruido en el interior es mínimo, igual que si el techo fuera de chapa. La luneta trasera es de vidrio, y la tercera luz de freno está integrada en la capota. El techo se puede accionar a una velocidad máxima de 60 km/h.
La oferta de motores está compuesta por dos motores de gasolina y dos diésel. Los primeros son el 1.2 de 69 CV y el 1.4 16V de 100 CV, y los segundos dos diésel 1.3 Multijet de 75 y 95 CV. Conducirlos siempre es divertido, ya que sus mecánicas suben de vueltas con alegría y se ven ayudadas por el bajo peso del conjunto. Los precios comienzan en los 14.000 euros del 1.2 69 CV Pop, y el más caro es el 1.3 Multijet 95 CV Lounge, con 19.000 euros. Estas tarifas suponen 2.700 euros más que las versiones berlina equivalentes.
Proliferación de versiones deportivas y lujosas
El potencial del Fiat 500 como coche de capricho es evidente; muchos propietarios de Ferrari nunca se comprarían un utilitario de otra marca, pero sí un pequeño 500. En el grupo Fiat lo saben y por eso comercializan el 500 Abarth (18.500 euros), con motor 1.4 turbo y 135 CV. Para los que quieren más se ofrece la opción con especificaciones Esseesse, que por 2.500 euros extras (20.100 en total) incrementa la potencia hasta los 160 CV (en la foto).Aquí no termina la oferta oficial, porque en septiembre de 2009 se presentó en Fráncfort el Abarth 695 Tributo Ferrari, una tentación para los ferraristas más caprichosos. El 695 llega a 180 CV y el cambio es automatizado de cinco velocidades, con levas en el volante para engranar las marchas. Con esta mecánica el Tributo acelera de 0 a 100 en 7 segundos y alcanza los 225 km/h. Exteriormente destaca su espectacular parte trasera con cuatro salidas de escapes. Sólo se fabricarán 200.