Tecnología y algo más para la justicia

La justicia es uno de los poderes del Estado más sometido a crítica. Los difíciles equilibrios de poder en sus órganos de gobierno, las polémicas sobre algunos procedimientos de instrucción, las batallas ideológicas internas y, sobre todo, la lentitud de la institución alimentan las acusaciones contra el tercer poder del Estado. Para el ciudadano y las empresas, esta demora en la resolución de los litigios es el problema más patente, dada la inseguridad jurídica que genera y el freno que supone para el devenir de la actividad económica. La introducción de las nuevas tecnologías es uno de los elementos clave que puede resolver este problema, pero tampoco es la panacea. æpermil;sta es la opinión compartida por los seis expertos reunidos ayer por CincoDías para analizar el tema en un debate retransmitido en directo por internet y donde se permitió a los lectores preguntar a los ponentes. La inversión en nuevas tecnologías es esencial y se ha hecho un esfuerzo hasta ahora por las distintas Administraciones. El plan de modernización puesto en marcha por el Gobierno ahonda en este dirección. Pero no basta. La obligatoriedad del uso de las nuevas tecnologías, la formación de los funcionarios, el cambio de modelo organizativo y la modernización del marco legal son factores imprescindibles en la reforma de la justicia.