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Una crisis de verdad

El impacto individual de las crisis económicas puede ser igual de doloroso en todos los países del mundo. Pero el colectivo, sin duda, resulta mucho más insoportable en los Estados empobrecidos, frágiles y vulnerables. Sobre todo, cuando desde 2006 han sufrido tres sacudidas consecutivas en forma de crisis alimentaria, energética y, finalmente, financiera. Esta última, según un informe que el Parlamento Europeo acaba de aprobar, "lleva camino de convertirse en tsunami".

El informe, cuyo ponente ha sido el eurodiputado socialista español Enrique Guerrero, describe y denuncia un dramático panorama que ha dejado a más de 200 millones de trabajadores expuestos a la pobreza extrema y condena al hambre a una sexta parte de la población, o sea, unos 1.000 millones de personas. Y reclama o apoya medidas "paliativas" como la creación de un impuesto a las transacciones financieras (propuesta que estudia el FMI a instancias del G-20) o que los países de la UE cumplan sus compromiso de dedicar en 2015 el 0,7% de su PIB a ayuda humanitaria.

El texto recuerda las venas abiertas de los países en vías de desarrollo. El fraude fiscal les supone una pérdida de ingresos que multiplica por 10 las ayudas al desarrollo que reciben. Las inversiones en agricultura están en caida libre desde los años 80, lo que amenaza su seguridad alimentaria. Los países desarrollados cada vez conceden menos ayudas para mejorar el sistema de salud pública y, en particular, para combatir las enfermedades de transmisión sexual y para métodos anticonceptivos. Nada que no se sepa, aunque a menudo se olvide.

Y el informe subraya que la hemorragia se ha agravado por culpa de una crisis que los países pobres no han provocado, pero de la que sufren "las consecuencias más desastrosas". Su crecimiento en 2009 se redujo un 75% en relación con 2007 y una tercera parte en relación con 2008. Las remesas enviadas por los emigrantes, que para algunos países suponen el 6% de su PIB, cayeron el año pasado un 7% y en 2010 y 2011 no se espera un resultado mucho mejor. Las dificultades presupuestarias pueden suponer la cancelación de hasta 11.600 millones de euros en partidas de gasto para educación, salud, infraestructuras o protección social. Entre muchas otras calamidades.

Pensarán que un texto de esa índole se ha aprobado en el Parlamento por amplísima mayoría. Pues no. El jueves pasado salíó adelante sólo por 283 votos a favor y 278 en contra. Por la mínima, con el voto en contra de los conservadores Guerrero incluso me comentaba después de la votación que "las normas del Parlamento requieren una diferencia de al menos tres votos a favor para que se aprobase, así que ha salido adelante sólo por dos votos de diferencia con ese umbral".

El eurodiputado español atribuía el voto en contra del Partido Popular Europeo a que "se oponen a todas las partes del informe favorables a la coordinación económica, al establecimiento de tasas al sistema financiero y a la moratoria para los países más endeudados y a que la decisión sobre la salud sexual y reproductiva sea un derecho de las mujeres".

El rechazo de los eurodiputados populares a esas propuestas, por lo menos en el campo financiero, contrasta con las conclusiones aprobadas al días siguiente (26 de marzo) por el Consejo Europeo, donde la mayoría de los líderes (Merkel, Sarkozy o Berlusconi) también son conservadores. El documento habla ya sin ambages de "posibles fuentes de financiación innovadoras, tales como una tasa mundial sobre las transacciones financieras". Y recuerda que la Comisión Europea presentará en breve un informe sobre esa posibilidad.

Foto: Réplica de busto olmeca en el parque Tournai-Solvay de Bruselas (B. dM., sept. 09).

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