Perfora, cariño, perfora
La expansión de las perforaciones de petróleo y gas natural en las costas estadounidenses no implicaría seguridad energética, ni reducirían demasiado la dependencia del exterior. Sin embargo, mediante una pequeña concesión a la brigada del drill, baby, drill, el presidente Barack Obama podría tener más apoyo político para su agenda global de cambio climático.
Es poco probable que se encuentre una Arabia Saudí sumergida en las costas de Virginia. Toda la región del Atlántico medio contiene alrededor del valor actual de un año de importaciones de petróleo de EE UU, y puede que doce de gas natural. La propuesta de concesión de Virginia, que la Casa Blanca dio a conocer ayer, puede que tenga tan sólo un valor de dos o semanas de petróleo y seis de gas.
Más perforaciones en Alaska podrían añadir mayor rendimiento. Pero incluso así, EE UU continuará dependiendo de las importaciones para satisfacer sus enormes necesidades energéticas.
Esas explotaciones petrolíferas junto con el reciente programa de Obama para ofrecer nuevas garantías de crédito para la construcción de centrales nucleares no parece que vayan a cambiar la dependencia energética. En conjunto, sin embargo, pueden ayudar a proveer de la energía necesaria para impulsar a Obama y la agenda de cambio climático.
El peligro radica en que mayores perforaciones podrían provocar tantas pérdidas de apoyo como ganancias. La adopción de un plan energético global en 2010 sigue siendo todavía poco probable, aunque ya no es un pozo seco.
Por J. Pethokoukis