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Columna
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Pocas opciones para Grecia

Grecia ha vuelto al mercado. Ha colocado papel por 5.000 millones de euros en siete años, con un rendimiento del 6%, alrededor de 3,5 puntos porcentuales más que la deuda del Gobierno alemán. Si la política fuera todo lo que interesa, los nuevos bonos serían un robo. Grecia está comprometida con la UE. Incluso la canciller Angela Merkel no quiere una quiebra en la zona euro. El FMI también está interesado en ayudar.

A la larga, Grecia tiene que cumplir con su deuda pública. Las limitaciones son enormes. Por un lado, se espera que la deuda llegará al 125% del PIB este año. La rentabilidad del nuevo papel es 3 puntos más alta que la del 2005. Alrededor del 70% de los pagos de intereses se va fuera del país, de modo que Grecia no puede gravar a los destinatarios. Por otro lado, está la caída del PIB. El plan de austeridad del Gobierno implica recortes en el gasto y los salarios. El resultado probablemente sea un paso más en la recesión, que reduciría los ingresos fiscales.

Para reducir la deuda, Grecia tiene la opción de aumentar impuestos, más que reducir de manera más drástica del gasto y experimentar un rápido crecimiento. La mayor presión fiscal lastra el crecimiento. Y la manera más rápida de crecer -una devaluación- no es una opción.

Para estabilizar el ratio deuda/PIB se necesitan dos cosas: controlar el déficit primario y que la media de la tasa de interés sea inferior al crecimiento nominal del PIB. Ambas serán un reto para Grecia. Se prevé que el déficit primario (7,7% en 2009) no esté muy por debajo del 5%. Mientras, la media de la tasa de interés, 4,4%, aumentará a medida que el país emita bonos con cupón al 6%. La economía necesita un periodo de crecimiento nominal sostenido del 5%. Entre 2000 y 2008, lo hizo a una tasa del 7,3%, pero la rentabilidad actual justifica el escepticismo de que pueda volver a la senda de crecimiento.

Edward Hadas

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