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Tribuna
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Reforma sanitaria en Estados Unidos

La reforma sanitaria de Estados Unidos es un tema que, desde que Barack Obama asumió la presidencia de este país, está acaparando la atención de los medios de comunicación españoles. Sin embargo, por cuestiones culturales, tanto en nuestro país como en Europa existe la tendencia a fijar únicamente la mirada en los 45 millones de norteamericanos sin cobertura médica garantizada. Disminuir esa cifra es un objetivo de la reforma, pero no el único. Veamos.

El incremento de la estabilidad, seguridad y calidad de las coberturas médicas, el aumento de las posibilidades de los ciudadanos de acceder a los seguros sanitarios y, por último, la flexibilización de costes de la atención sanitaria para mejorar la eficiencia del sistema son otros de los puntos que pretende.

Eliminar el género y la raza como variables a la hora de fijar el precio de un seguro médico y prohibir el incremento de las tarifas en el momento en el que alguien contrae una enfermedad son elementos de la reforma que encajan en el objetivo de incremento de estabilidad, seguridad y calidad.

En lo que atañe a la accesibilidad, la reforma Obama pretende forzar a la baja el precio de los seguros médicos actuando en el mercado a través de sus propias reglas. Así, la creación de una institución aseguradora que actúe bajo paraguas gubernamental pero con fórmulas operativas privadas pretende estimular la competencia para estimular un descenso en el precio de los seguros que acabe resultando beneficioso para el ciudadano-paciente-consumidor. En la misma línea de facilitar la accesibilidad a los seguros, se añaden en este capítulo los incentivos fiscales dirigidos especialmente a las pequeñas y medianas empresas que tienen dificultades para extender los seguros de salud a sus empleados a causa de los costes excesivos que éstos comportan.

Por último, y no menos importante en un país que exige en mayor grado que otros la justificación de cualquier inversión, encontramos la flexibilización de los costes sanitarios que pretende dar respuesta, a su vez, a la pregunta sobre quién paga la factura de la reforma. En este sentido, las modificaciones impulsadas por Obama apuestan por la autofinanciación a través de diversos mecanismos que rompan la perversa relación entre aseguradoras y proveedores de salud y evite el exceso de pruebas médicas, servicios sanitarios innecesarios, ingresos hospitalarios no justificados, etc., que hoy se dan en muchas ocasiones. Así, el plan pretende apostar por la calidad y no por la cantidad. Junto a esta mejora de la eficiencia la reforma también contempla gravar las pólizas elevadas con contribuciones especiales.

Las deficiencias de la cobertura sanitaria en EE UU no afectan únicamente a los que no tienen ningún tipo de cobertura, sino que es un problema que afecta a toda la ciudadanía, a excepción del reducido porcentaje de población, cuyos ingresos son muy elevados. Seguridad, accesibilidad y eficiencia, estos son los objetivos que pretende la reforma sanitaria. Objetivos que van mucho más allá del acceso a la cobertura médica, aspecto éste que, por cuestiones culturales, es el único que ha logrado captar la atención de los europeos.

Roser Vicente. Directora general de Gesaworld

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