Pequeños reformistas se unen al calor del plan de rehabilitación
Un promotor valenciano intenta captar 100 empresas para operar como central para el negocio de las reformas.
La de promotor inmobiliario es una dedicación que no deja de cotizar a la baja desde hace tres años. Pero si encima se opera en el área de Levante, parece que lo mejor es dedicarse a otra cosa. Pedro Oliver debió pensar algo así cuando apreció un nicho creciente de negocio en la reforma de viviendas y se lanzó el año pasado a montar la Unión de Reformistas Asociados (URA).
En unos meses ha conseguido unir bajo la misma marca a cinco pequeñas empresas especializadas en reformas de Valencia, Madrid, Granada, Jaén y Córdoba. Pero es el plan de incentivos a la rehabilitación, recién propuesto por el Gobierno y enmarcado en el pretendido acuerdo de Estado para superar la crisis, el que va a mover la expansión de URA en busca de 100 asociados en cuatro años.
"Tradicionalmente, las crisis en el sector inmobiliario suelen generar el crecimiento del negocio de las reformas", afirma Oliver. Según datos manejados por Fomento, el número de visados para rehabilitar pisos creció un 10,5% en 2009, por un decrecimiento del 56% en los visados para la construcción de viviendas libres. A esta corriente se suma que más de 18 millones de hogares españoles tienen más de 30 años.
En este contexto la empresa de Oliver pretende dar cobertura en todo el país y convertirse en central de contratación, compra de materiales, asesoría jurídica y negociación de financiación para sus asociados. Al igual que el negocio de la franquicia, URA cobra unos 15.000 euros como cuota de ingreso cuando se carece de experiencia y se precisa de formación, y unos 7.000 cuando la empresa está ya consolidada. A partir de su ingreso, cada socio paga 600 euros mensuales a la central más 200 de canon publicitario. La previsión de URA es cerrar el año con 40 socios y una facturación conjunta de ocho millones.
Oliver reconoce que el de la reforma es uno de los segmentos menos profesionalizados y con mayor intrusismo de la construcción, por lo que asegura que se exigen unos cánones de calidad para entrar a formar parte de URA. El de las constructoras y promotoras venidas a menos por la crisis es uno de los campos en los que esta iniciativa trata de ganar volumen.