Un barrio para vivir a gusto en medio de la convulsión
Arpa, empresa aragonesa especializada en el diseño de infraestructuras acondicionadas a entornos hostiles o lugares inaccesibles, se enfrenta al reto de construir todo un vecindario en Irak.
Desde hace más de 40 años, la empresa aragonesa Arpa constituye una referencia en el diseño de productos para ser utilizados con plenas garantías en campañas y emergencias. Allí donde hay una situación difícil, un entorno desolado u hostil que mejorar o acondicionar, acude con prontitud esta pyme, especialista en logística militar, civil y sanitaria. Los equipos de Arpa se encuentran desplegados en cerca de 40 países. Colaboradora habitual en multitud de misiones de mantenimiento de la paz de la ONU, en países que van desde Kosovo a Mozambique, Afganistán o Haití, actualmente la compañía se halla embarcada en uno de sus proyectos más ambiciosos: la construcción de un barrio residencial para 300 personas en Amara, una ciudad iraquí ubicada al sur de Bagdad. Una obra cuyo coste final ascenderá a 12 millones de euros.
"Nuestra fórmula consiste en ofrecer siempre calidad y en cumplir a rajatabla los compromisos, por muchas y complicadas que sean las dificultades", dice Clara Arpa, directora general de la empresa. "En Irak, la relación está sustentada en la confianza mutua entre los integrantes de un grupo en el que, aparte de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, apenas hay presencia de empresas foráneas", añade.
El proyecto iraquí parte de un plan piloto de 16 viviendas, "que gustaron mucho y que han hecho que esta iniciativa fuera ampliándose", señala. Para garantizar el éxito de esta iniciativa, la compañía aragonesa ha recurrido a la colaboración de otras empresas. "Todas ellas son pymes también porque, aparte de que entre los pequeños nos entendemos mejor, aportan flexibilidad y un trato directo, que permite afrontar con rapidez los problemas puntuales que, en este tipo de obras, suelen ser numerosos".
Según Arpa, el grupo trabaja en un segmento de mercado en el que la sensibilidad es fundamental. "Y también la calidad y la transparencia. A veces tropezamos con un exceso de burocracia que dificulta la rapidez asistencial que exigen las situaciones de emergencia. En la práctica, somos mucho más que unos meros empresarios porque nuestra actividad requiere este plus", afirma.
La empresaria subraya que "siempre hemos tenido claro que, por muy devastado que esté el lugar en el que nos toque actuar, debemos procurar instalaciones y condiciones dignas a sus habitantes, con una rigurosa exigencia de calidad. En el proyecto de Irak hemos seleccionado a las pymes como si fueran a trabajar para el cliente español más exigente. Y ese criterio nos lo aplicamos a nosotros mismos también y al propio proyecto".
El barrio proyectado en Irak será una referencia en varios aspectos. "Pretendemos aplicar soluciones avanzadas, como la utilización de energías renovables y dotarlo de centros asistenciales adecuados, incluyendo un ambulatorio y una escuela. En Irak están ilusionados porque perciben que existen empresas europeas preocupadas por el bienestar de su población. Es un país cuyos habitantes, además de inversiones, también necesitan del calor humano", señala Arpa.
"Nos hemos esforzado siempre en que el rasgo diferencial de nuestra empresa sea la profesionalidad. Cuando recibimos un encargo, comprobamos que se ejecuta adecuadamente, complementamos nuestras tareas con las de otras pymes especializadas, nos preocupamos de que las obras tengan un nivel de calidad, incluso muy por encima de lo que nos hubieran exigido sus beneficiarios, las instituciones internacionales o los propios Gobiernos. En Arpa, además de las certificaciones de calidad más rigurosas, tenemos una exigencia moral a la que no hemos renunciado nunca y que, pensamos, engrandece a nuestra empresa", concluye la directora general.
Viviendas sociales muy dignas
"En Arpa nos preocupamos de que la población afectada por grandes catástrofes o que reside en áreas económicamente muy deprimidas cuente con una vivienda digna", asegura la directora general de esta pyme familiar aragonesa. La empresa, que apuesta por la I+D+i, invirtió más de dos años en el desarrollo de un modelo ajustado especialmente a los programas de ayuda humanitaria.La investigación es una pieza básica en la actividad de Arpa. De hecho, la empresa tuvo su origen en la adaptación de una cocina de gas convencional para ser utilizada como cocina móvil en campañas militares. Ahora, especializada en logística militar, civil y sanitaria, extiende su actividad a cerca de 40 países y prevé cerrar el año con una facturación de 2 millones.