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Infraestructuras

Vecinos maravillosos, pero ni un restaurante cerca

La crisis retrasa el desarrollo de los parques tecnológicos de Madrid.

A inicios de año, Cesol dejó su oficina en el casco urbano de Leganés para trasladarse al parque tecnológico que la Comunidad de Madrid está desarrollando a las afueras de este municipio ubicado al sur de la capital. La mudanza ha venido muy bien a esta asociación de soldadores en su aspiración de convertirse en centro tecnológico, ya que sus ingenieros sólo tienen que asomarse a la ventana para encontrar otras empresas que comparten el mismo interés por la investigación. Pero el cambio también ha traído sus inconvenientes: en los alrededores no hay restaurantes ni medios de transporte suficientes. "Hemos encontrado un panorama desolador", comenta Carmen Fernández, secretaria general de Cesol. "Aquí no hay un banco, una farmacia ni una papelería. Cuando necesitas comprar algo tienes que ir hasta el centro comercial que está al otro lado de la carretera", explica.

En los últimos años, la Comunidad de Madrid ha promovido el desarrollo de parques tecnológicos en Leganés, Móstoles, Getafe, Alcalá de Henares y Tres Cantos, con el fin de diversificar la economía de una región donde predominan los servicios sobre las manufacturas. Sin embargo, poblarlos no está resultando nada fácil. "El mercado inmobiliario está bastante parado", dice Ángel Estebaranz, director del negocio de oficinas de Aguirre Newman. "Todo traslado genera un coste y el miedo a ese coste hace que las empresas prefieran quedarse en sus actuales instalaciones. Incluso, si pueden reducir el espacio alquilado y pagar menos, lo están haciendo", advierte.

Si a eso se suma que en todo Madrid hay un millón de metros cuadrados de oficinas disponibles, es lógico que proyectos como el de Leganés tengan dificultades para atraer inquilinos. Y mientras éstos no generen una masa crítica suficiente, los trabajadores de Cesol y sus vecinos tendrán que seguir peleando por una mesa libre en la única cafetería que funciona en el sitio. "Aquí el suelo es hasta tres veces más barato y la calidad arquitectónica del entorno es buena, pero todavía se tiene que mejorar mucho en infraestructuras de transporte público", dice José Luis Fuentes, director de Aitemin, un centro tecnológico especializado en minería cuyos empleados se trasladan al polígono en un bus de la firma.

Aurelio García, vicepresidente de Madrid Network, la gestora de los parques, asegura que la crisis no ha tenido un gran impacto en el avance de los mismos. "Los planes de desarrollo se han acomodado a la situación actual. Estamos adaptando la oferta a las necesidades de las empresas y tratando de acompañarlas en su apuesta de futuro", dice. Precisamente, José Piquer, director general de Cesol, que alquila una oficina de 350 metros cuadrados en un edificio medio vacío, cree que, a la larga, las sinergias justificarán el traslado. "Tenemos unos vecinos maravillosos", dice en alusión a Aitemin, que ocupa el edificio de al lado. "Sería un delito no hacer nada con ellos".

Sólo tres líneas de autobús

A pesar de estar relativamente cerca de Madrid capital (a unos 11 kilómetros), el transporte público es la principal queja de las empresas instaladas en Tecnoleganés -como también se conoce al parque-, ya que no todos sus empleados tienen coche y por el sitio pasan únicamente tres líneas de autobús. "Es un asunto que nos preocupa a nosotros también", dice Rafael Gómez, alcalde de Leganés. "Hemos pedido al Consorcio Regional de Transportes que aumente el servicio de autobuses en la zona y que construya una estación de metro que conecte con la línea 11 o con Metrosur".

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