"Valencia, Málaga o Bilbao pueden optar a la Expo"
Desde hace 16 años, este sevillano capitanea el organismo responsable de las Exposiciones Universales. En ese periodo, el BIE ha aumentado de 42 a 156 Estados miembros
Dice que llegó a ser secretario general del BIE "por casualidad; como casi todo en la vida", pero lo cierto es que quienes debían abrirle o no la puerta de este organismo seleccionaron su candidatura entre las de 14 aspirantes de otras tantas nacionalidades.
Es usted el Samaranch de las Expos, pero en España apenas se le conoce. ¿Cómo lo ha conseguido?
El COI Comité Olímpico Internacional es una organización privada que tiene una franquicia que son los Juegos Olímpicos. El deporte es una actividad enormemente mediatizada y los Juegos Olímpicos son, sobre todo, acontecimientos televisivos. Todo lo relacionado con ellos tiene un impacto grande en la opinión pública. En nuestro caso, somos una organización intergubernamental y los que votan son los países. Las Expos han tenido menos repercusión mediática y, por lo tanto, yo soy menos conocido. La prensa se ha ocupado de mí cuando ha habido una exposición, y menos cuando ha sido en otros países.
"EE UU se retiró de la organización en el marco de la línea unilateral que adoptó durante el Gobierno de Bush"
¿Qué parte de culpa debemos atribuirle de la asignación de la Expo a Zaragoza en 2008?
El mérito fue de la campaña que hizo el Gobierno español para ganar el derecho a celebrarla. Yo me llevé una gran alegría e intenté ayudar a la candidatura de Zaragoza como a cualquier otra, pero son las autoridades las que lo consiguieron.
Por cierto que aquella fue una exposición reconocida -internacional-. Luego las hay registradas -que pueden ser universales o mundiales-. ¿No le parece una distinción entre ciudades de primera y ciudades de segunda?
Creo que no. Es más bien el grado de especialización lo que define qué tipo será. Además, las Expos son proyectos de transformación urbana. Si en el plan estratégico de la ciudad está la puesta en valor de una zona amplia, entonces habría que pensar en una exposición universal. Si por el contrario, la intervención es más limitada, el modelo a seguir sería el de exposición internacional.
¿Cuándo fue la última vez que se sorprendió en una Expo?
En Zaragoza, con el pabellón de las ONG. Era una visión sobre el agua alternativa a todo lo que se presentaba en los pabellones oficiales. Era muy interesante, y muy importante para el futuro de las Expos, observar el contraste entre la opinión de los ciudadanos y la versión de los gobiernos sobre los mismos problemas.
Si la Expo vuelve a España, ¿dónde le gustaría que fuera?
En una ciudad dinámica, que tenga un proyecto bien definido y que utilizara este evento como elemento para su branding. Ciudades emergentes que han sufrido un gran desarrollo y que quieren crearse una imagen internacional basada en la cultura, la innovación y el urbanismo de calidad.
¿Y qué candidatas están ahí hoy por hoy?
Son ejemplos no exhaustivos, pero ciudades como Valencia, Málaga o Bilbao califican plenamente para esto.
¿Por qué abandonó Estados Unidos la carrera por albergar este tipo de propuestas?
Estados Unidos se retiró en el marco de la línea unilateral y antimultilateralista que adoptó durante la Administración Bush. En la carta que nos enviaron, explicaban que el Comité de Presupuestos en el Congreso rechazaba financiar con fondos públicos la participación en algunas organizaciones. Una de ellas, la nuestra. Como no habían pagado las cuotas en los últimos tres años, habían perdido el derecho al voto y la Administración dijo que no podían permanecer en una organización donde no votaban. Eso no significa que no haya ciudades norteamericanas que quieran hacer Expos. Houston, Atlanta, Miami?
¿Cuál es la cuota anual que paga España?
A partir de 2011, unos 60.000 euros. La fuente de financiación del BIE al 80% son los porcentajes de derechos de entrada en las Expos. Las cuotas son cantidades muy pequeñas.
Desde fuera, el público no percibe que las ciudades rivalicen por las Expos tanto como por los Juegos Olímpicos. ¿Es así?
No es así. La diferencia es que siendo el nuestro un marco intergubernamental, el hacer del voto un espectáculo público es siempre más complicado. De las Expos se habla en los países candidatos. En el futuro, la idea es que la opinión pública nos conozca mejor.
"En China las libertades están haciendo su recorrido"
¿Qué expectativas tiene depositadas en la participación española en la próxima Exposición Universal de Shanghai? España presenta un pabellón bellísimo y con un contenido muy interesante. Como español y secretario general del BIE al que le gustaría que la calidad de las propuestas fuera lo más alta posible, tengo grandes expectativas. Es importante que, durante los seis meses de la Expo, España pueda hacer una intensa promoción del país.¿Por qué recomendaría a los españoles que hagan el esfuerzo de viajar hasta China para visitar la Expo? Con Expo o sin ella, conviene visitar Shanghai porque es una de las ciudades más orientadas al futuro. Puede verse una enorme fuerza de transformación. Y luego está la cultura tradicional, que merece la pena conocer. Respecto a la Expo, la pujanza china va a hacer de ella un evento único. Y tiene un tema [Mejor ciudad, mejor vida] que permite a los ciudadanos aprender a mejorar las condiciones de vida.Desde 1985 en Plovdiv (Bulgaria) no se celebraba una exposición en un país que no presentara garantías democráticas. ¿Han sopesado los perjuicios de imagen para el BIE que puede tener la decisión de otorgar el evento a China?A pesar de ser un país que tiene un régimen centralizado, en China las libertades están haciendo su recorrido. No es un país estanco. Pero además en nuestra organización son los países los que votan y ellos mayoritariamente eligieron Shanghai. Eso es señal de la confianza que la comunidad internacional tiene en China.A los países votantes pueden moverles los intereses económicos. ¿No debería la institución salvaguardar que las Expos no traicionen el espíritu original de convivencia pacífica?Nosotros salvaguardamos esto, por supuesto. En el caso de Shanghai ha habido un proceso de consultas, de implicación a los ciudadanos, y las encuestas en internet dan un apoyo mayoritario a la Expo. Luego, como en cualquier país que acomete un gran proyecto, existe una minoría que en el caso chino no es mayor que se opone por razones muy variadas.