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A fondo

¿Adiós del clima a un acuerdo vinculante?

Se puede llevar a los caballos al abrevadero, pero no se les puede obligar a beber". Con esta flema tan británica se lamentó el secretario general para Cambio Climático de la ONU y anfitrión de la cumbre de Copenhague, Yvo de Boer, de la dificultad para que los 192 países reunidos en la capital danesa alcanzaran un acuerdo de reducción de emisiones de efecto invernadero.

Al encuentro, de fuerte calado y dimensiones históricas, llegó el holandés sin grandes perspectivas de acuerdo, al menos vinculante. Ya en Barcelona, durante la cumbre previa a la gran cita, en noviembre de 2009, De Boer transmitió sus dudas sobre la posibilidad de que el texto que saliera de Copenhague fuera de obligatorio cumplimiento.

æpermil;sa era su gran tarea, que asumió en septiembre de 2006 cuando se puso al frente de la Oficina para Cambio Climático de la ONU. Se trataba de lograr un sustituto para el Protocolo de Kioto, el único tratado internacional sobre reducción de emisiones con carácter vinculante existente, que expira en 2012.

Pero en estos casi cuatro años el escenario ha cambiado. Estados Unidos, el único de los 36 países industrializados firmantes que no se unió a Kioto, ha regresado a la partida climática de la mano de Obama. El mundo emergente, con China a la cabeza, se ha sumado a ella.

Estos dos países dejaron asumido en Copenhague que a partir de ahora la negociación climática ya no depende del paraguas ni del acicate de la ONU. Ni siquiera de la Unión Europea, la región con los objetivos más ambiciosos, que ha intentado arrastrar a sus homólogos hacia un pacto de largo alcance que marque el cambio de modelo energético, hacia uno menos dependiente de los combustibles fósiles.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, declaró su "decepción" por el exiguo acuerdo, al que la UE tuvo acceso una vez atado entre, precisamente, Barack Obama y Wen Jiabao. Sin la UE como punta de lanza del proceso, dicen los observadores que se reducen las posibilidades de que éste tenga carácter obligatorio.

La dimisión de Yvo de Boer deja grabados en el mármol el paso atrás de la ONU y el cambio de ciclo.

¿De qué estará hecho el futuro de la negociación internacional sobre el clima? "Siempre he mantenido que, si bien los Gobiernos aportan el marco político necesario, las soluciones reales deben venir del sector privado", ha explicado De Boer en su comunicado dimisionario.

Copenhague no ofreció ese paraguas, para lamento de inversores y empresas, que reclaman reglas de juego claras en el nuevo escenario económico que se dibuja a escala mundial. Sin embargo, el viaje hacia una economía baja en carbono está en marcha. Lo demuestran el fuelle que Obama quiere dar a las energías renovables y la inversión al alza de China en eficiencia energética y cuestiones ambientales.

El plan quinquenal de Pekín que cubre el periodo actual, de 2006 a 2010, reserva el 1,35% del PIB nacional a inversiones verdes, con la prioridad puesta en el tratamiento de aguas residuales, la disminución de la contaminación en las ciudades y la reducción de la huella del carbono en la cadena productiva.

Que De Boer, audaz negociador en la ONU, abandone el organismo el 1 de julio para unirse a la consultora KPMG augura un marco de colaboración entre el sector público y privado para la reducción de emisiones. "Yo ahora tengo la suerte de ayudar a que esto ocurra", ha explicado el holandés.

Por su parte, la consultora ha reconocido que los asuntos ambientales "tienen cada vez mayor relevancia para las empresas y muchos directivos son conscientes de que el cambio climático modificará la forma de hacer negocios en el futuro", como ha explicado José Luis Blasco, socio de la consultora responsable de la división de Servicios Sostenibles.

Mientras, la negociación internacional sigue su curso. México será el escenario de la próxima cumbre del clima, en el mes de noviembre.

El tono del complicado momento que ésta atraviesa lo ha marcado China. El ministro de Medio Ambiente de este país, Xie Zhenhua, resolvió en un discurso pronunciado en la Universidad de Pekín, en enero, la pregunta que todos se hacen, ¿qué piensa China del cambio climático y de Copenhague?

En la capital danesa, "EE UU planteó el establecimiento de un ajuste arancelario para aquellos bienes importados de China y de otros países en desarrollo en base a la huella de carbono en el proceso productivo. El proteccionismo fue una de las claves de Copenhague", explicó Zhenhua.

Para el titular de Medio Ambiente, este aspecto será un punto importante de la agenda de las negociaciones este año. "Nuestro desarrollo de una economía baja en carbono necesita tiempo, y añade presión a nuestro crecimiento económico", añadió.

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