Denuncias de usuarios
Google lo ha hecho. El gigante de internet se ha unido al exclusivo club de grandes demonios de la Unión Europea. Después de Microsoft, Intel, o IBM en un pasado más lejano, se ha convertido en el último gigante tecnológico objetivo de Bruselas por dominar su mercado.
Ninguna empresa querría una investigación de la UE. Pero la pesquisa informal no supone necesariamente una mala noticia para Google, que ha sido durante meses objeto de críticas, amenazas y complicaciones en algunos países europeos. Un fallo de la UE podría clarificar su posición y ayudar a finalizar los dispersos desafíos jurídicos y políticos a los que se enfrenta por toda Europa.
Al contrario de los anteriores objetivos de la UE, Google ha sido sorprendentemente abierta sobre la investigación, que ha sido publicada en un blog de la empresa, y que completa con enlaces a artículos de periódicos y documentos que explican al detalle las tres casos de demanda.
Teniendo en cuenta el dominio de la búsqueda de internet, la crítica de su posición no sorprende. Aunque las quejas son considerablemente diferentes de las de Microsoft. Los críticos habituales de Google no son sus competidores sino los usuarios -a pesar de que el caso más reciente, Cio, es propiedad de Microsoft-.
Estos usuarios -ya sean motores de búsqueda especializados, páginas de comercio electrónico, o editores y otros proveedores de contenido- quieren fundamentalmente un trozo del pastel. No se oponen a los negocios de Google, y desde luego no quieren que se reduzca o disminuya.
Si la UE decide seguir adelante con una investigación formal, tendrá que caminar sobre la fina línea que separa frenar a Google y no dañar a sus clientes. Esta sería la primera vez que la UE se pronuncia sobre la posición competitiva de la empresa. Aunque ya había examinado -y aclarado- el negocio de la publicidad de Google cuando se autorizó la adquisición de la empresa de marketing digital DoubleClick en 2008.
Google recibiría probablemente con agrado la decisión de la UE sobre su forma de hacer negocios. Aunque llevará meses, incluso años, para que se emita. Hasta entonces tendrá que seguir navegando entre el dominio y la modestia.
Por Pierre Briançon