España: un voto, una acción
La democracia para los accionistas avanza poco a poco en España. El Partido Socialista por fin está descartando los reglamentos que limiten los derechos de voto de los accionistas al 10% en algunas compañías. La tardía emancipación elimina de manera eficaz la píldora envenenada que supone albergar a grandes empresas españolas.
Los topes en las votaciones se concibieron en un principio para proteger a los pequeños accionistas. Si bien es técnicamente posible modificar las normas, hacerlo supone un gran reto, dado que los reglamentos son un importante obstáculo para cualquier intento hostil de hacerse con el control. Sin duda, es lo que complicó la vida a Eon, la compañía eléctrica alemana que no pudo seguir adelante con la oferta hostil para hacerse con el control de Endesa, su homóloga española, en 2007. La revisión llega en un momento delicado para algunas de las empresas afectadas. Como por ejemplo para Repsol y el gigante energético Iberdrola. Estas empresas se encuentran en una situación contradictoria con sus accionistas que tienen intereses y ambición en obtener más poder.
Aunque los inversores en empresas españolas no deberían esperar un aluvión de opas hostiles. Existen otros muchos métodos para disuadir a las compañías de hacerlo. La política es obviamente uno de ellos. No obstante, si estos reglamentos son realmente desechados, en ese caso las defensas de las empresas españolas se debilitarán un poco. Algo que debería ser bueno para los accionistas.
Fiona Maharg-Bravo