La UE apuesta por ayudas estatales para mantener el empleo estable
Los grandes países de la UE han aprobado ayudas estatales con dos objetivos: reducir jornadas y salarios o compatibilizar empleo a tiempo parcial y paro para evitar destruir puestos de trabajo. En España esto no se ha producido por la rigidez del mercado laboral y la dificultad para asumir unos costes laborales muy elevados.
El mercado laboral español ha perdido dos millones de empleos en apenas dos años. Ningún país de su entorno ha sufrido una destrucción de empleo tan brusca ni un avance tan rápido de la tasa de paro (el 18,8% de la población activa a finales de 2009), pese a sufrir un derrumbe similar en términos económicos.
El desplome del modelo productivo, muy volcado en la construcción, se ha visto agravado por los elevados costes laborales de España. En los último ocho años, éstos han crecido a una tasa media anual del 4,7%, mientras que en Francia o Alemania, el incremento fue del 3,4% o del 2,2%, respectivamente.
Estos costes se han convertido en una pesada carga en un momento de recesión para un tejido empresarial representado en su mayoría por pymes, cuya única salida ante una caída de la actividad ha sido cerrar o despedir empleados.
Un desempleado en Holanda puede cobrar paro y tener trabajo a tiempo parcial a la vez
La única alternativa en España ante un parón de la producción son los ERE de reducción de jornada, masivamente utilizados por las multinacionales europeas. En España, la masiva presencia de pymes en el tejido industrial ha reducido su uso.
En el resto de la UE, la destrucción de empleo ha sido mucho menor que en España gracias a la aplicación del conocido como "modelo alemán", que combina ayudas estatales con rebajas de salarios y horarios para evitar los despidos. La mayoría de naciones han puesto en marcha este instrumento con distintas variantes para mantener el empleo cualificado en grandes empresas, en las que luego es muy difícil recuperar trabajadores formados, tal y como señalan desde el servicio técnico de UGT.
Pero, además de ese modelo, se han aprobado otras iniciativas para recolocar a las personas en paro. Francia ha ampliado de 8 a 25 los modelos de "contratos de transición profesional" a los que pueden optar todas las personas en paro. Estos cobran el 80% de su salario durante un año y el Estado se compromete a establecer un itinerario de formación continua durante ese periodo.
Pero quizá la más novedosa es la fórmula desarrollada por Holanda, que permite compatibilizar empleo a tiempo parcial y la prestación por desempleo. Un trabajador pasa a ser desempleado cuando pierde cinco horas de trabajo a la semana o la mitad de su jornada habitual.
Una vez en esa situación, cobra una prestación, que oscila entre el 70 o el 75% de su salario y que puede compatibilizar con un empleo a tiempo parcial. La prestación se va modulando en función de los ingresos.
Desde la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) consideran que ese modelo podría ser el que mejor encaje tendría en el mercado laboral en España. "Si se aplicara se conseguirían varios objetivos al mismo tiempo: aliviar las arcas del Servicio Público de Empleo Estatal, aumentar la empleabilidad de los trabajadores, reducir el desempleo y la economía sumergida", apuntan. Aunque con matices, ese mismo modelo holandés se está aplicando también en Reino Unido, Suecia y Portugal.
En Bélgica se han aprobado medidas para que los trabajadores contratados por ETT también se vean beneficiados por la prestación por desempleo parcial, algo que no está contemplado en la mayoría de países de la UE.
Una mejoría engañosa de la productividad
La evolución de la productividad en España ha sufrido una profunda transformación con el inicio de la crisis económica a principios de 2007. Hasta esa fecha, el incremento de la productividad estaba estancado en un 0,8% en tasa interanual y crecía la mitad que la media de la zona euro. A partir de esa fecha empezó a crecer por encima de esa media, algo exclusivamente imputable a la profunda destrucción de empleo que sobrevino.En el segundo trimestre de 2007, la tasa de paro en España bajó a mínimos históricos (el 7,95%) y en apenas dos años ha subido hasta el 18,8%. En paralelo, la productividad de España ha llegado a crecer a tasas superiores al 3% por el profundo recorte de la ocupación.Algo similar ha ocurrido en cuanto a los costes laborales, que han caído a medida que se han perdido puestos de trabajo en España.