Zapatero delega en su equipo económico la negociación política para salir de la crisis
El presidente movió ficha para responder a la demanda ciudadana de un gran pacto para salir de la crisis, apadrinado también por el Rey. Ayer delegó en el núcleo duro de su equipo económico la negociación con los partidos políticos para ganar competitividad, renovar el modelo productivo, reducir el déficit y reformar el sistema financiero.
Zapatero no sólo dio la noticia a los periodistas y a los diputados de la oposición, también se la facilitó a parte de su grupo parlamentario, que desconocía su intención de crear una comisión para canalizar este diálogo político, justamente cuando su portavoz, José Antonio Alonso, había iniciado el martes una ronda de contactos que buscaba el mismo fin. La comisión la integrarán la vicepresidenta económica, Elena Salgado, el ministro de Fomento, José Blanco, y el titular de Industria, Miguel Sebastián. Los tres se reunirán en breve con representantes de todos los partidos. Posteriormente, se crearán mesas de trabajo para cada área concreta, que arrancarán con el estudio de un documento con "propuestas abiertas" elaborado por el Gobierno. Zapatero se reserva la posibilidad de mantener contactos bilaterales.
De las prisas con las que actúa el Gobierno da buena cuenta una anécdota vivida ayer: mientras Blanco informaba en los pasillos del Congreso que la primera reunión de la comisión se celebraría con todos los partidos, sin excepción, Salgado se reunía en la sala de Gobierno con el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, en el que Zapatero ha puesto sus esperanzas para encauzar acuerdos razonables sobre parte de los proyectos económicos que se tramitan en la Cámara Baja. Otra clave: el presidente se mostró ayer muy duro con Esquerra Republicana, cuyo portavoz, Joan Ridao, pidió elecciones anticipadas. La decisión de crear esta comisión se adoptó en la tarde del martes ante la necesidad del presidente de hacer algún gesto como respuesta a la demanda ciudadana de un gran acuerdo político para salir de la crisis, presente también en los últimos emplazamientos del rey don Juan Carlos.
En el Gobierno y en el PSOE se percibe la creación de esta comisión con un gran pesimismo, tanto por la actitud del PP como por la del resto de la oposición. Todos cuestionaron ayer sin ambages el optimismo de Zapatero sobre la salida de la crisis y, además, expresaron sus temores a que un acompañamiento excesivo al Gobierno en una política económica que consideran desnortada les conduzca a convertirse en una "oposición sedada". La principal beneficiaria en términos políticos de esta sedación sería la diputada Rosa Díez, que exigió al presidente la convocatoria de elecciones anticipadas y le acusó de vivir "ajeno a la realidad".
Fomento fusionará empresas del grupo para recortar gasto
Zapatero expresó su convicción de que en este primer semestre el PIB entrará en tasas positivas y de que a finales de año habrá creación neta de empleo. Negó también que el recorte de 1.760 millones en el Ministerio de Fomento vaya a perjudicar la actividad, ya que la inversión total se mantendrá en el entorno de los 17.000 millones, nivel similar al de los dos años pasados. El optimismo del presidente le llevó también a anticipar que con el fondo estatal para los ayuntamientos, dotado con 5.000 millones, se crearán 274.000 empleos.
Zapatero consideró también que están bien encauzadas la reforma laboral y la del futuro de las pensiones, así como el pacto educativo. Junto a estas iniciativas, subrayó la importancia de alcanzar acuerdos para mejorar la competitividad de la economía y fomentar el empleo, impulsar la renovación del modelo productivo mediante la política industrial, asegurar la reducción del déficit público y reformar el sistema financiero para que fluya el crédito. En este contexto, pidió "la máxima diligencia y colaboración" a los órganos rectores de las cajas de ahorro y a las comunidades autónomas que los tutelan para que el proceso de fusiones "culmine antes del verano". El Gobierno también quiere abordar una ambiciosa reestructuración del sector público empresarial, que ya supervisa el ministro de Fomento y la vicepresidenta económica. "Vamos a poner toda la carne en el asador para buscar acuerdos. Las reformas no se pueden demorar, no podemos abrir indefinidamente este proceso de diálogo", dijo el presidente, cuya intención es "concluir los acuerdos en menos de dos meses".
Ausencia de Corbacho
De la composición de la comisión para de encauzar la negociación con los partidos, algunos parlamentarios socialistas acentuaron ayer la ausencia de la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, del vicepresidente tercero, Manuel Chaves y, sobre todo, del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. Este llegó a sugerir a Blanco que aclarara a la prensa por qué él no quedaba encuadrado en la comisión. En un lugar incómodo queda también el portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, pues inició el martes una ronda de contactos con los mismos objetivos que a partir de ahora perseguirán Salgado, Blanco y Sebastián. El líder del PP acogió la oferta de diálogo del presidente negando toda credibilidad a Zapatero para liderar desde el Gobierno un proceso negociador de esta naturaleza.
Rajoy juega con la moción de censura
"La pérdida de confianza en su forma de actuar es lo más grave que nos está pasando", le dijo. Recordó que en 2008 ya le propuso una mesa de reformas estructurales que nunca vio la luz y le dio tres alternativas: "Rectificar a fondo su política económica, disolver las Cámaras o que el Grupo Socialista le retire su apoyo" En la réplica, Zapatero le emplazó a "tener coraje" y presentar una moción de censura. Fue una invitación envenenada que Rajoy le respondió de esta forma: "Si tuviera los votos suficientes y de mí dependiera, tenga la total certeza de que usted no estaba sentado allí". Hubo contrarréplica de Zapatero: "De usted ya ha dependido dos veces, pues ha habido dos elecciones y las perdió".
Después de este cruce de golpes, Rajoy lanzó un aviso que muestra a las claras la escasa posibilidad de alcanzar un acuerdo. "No me puedo hacer corresponsable de la política económica si no hay una rectificación completa porque le estaría prestando un pésimo servicio a este país". Con posterioridad, fue al grano y expuso al presidente las condiciones para negociar un pacto de Estado. Son estas: renunciar a la subida de impuestos, no exigir el pago del IVA hasta que las facturas no estén cobradas, fijar techos de gasto a todas las administraciones y dedicar los 5.000 millones del fondo local al pago de las facturas que tienen pendientes de pago los ayuntamientos.
El resto de los grupos de oposición también enfatizaron la falta de credibilidad de Zapatero y cuestionaron su capacidad para liderar la salida de la recesión. Los más directos fueron el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, y el del PNV, Josu Erkoreka. El primero le emplazó a pedir "sacrificios" al país con un amplio arropamiento político. "Es la hora de pensar más en las futuras generaciones que en las futuras elecciones", dijo Duran. Erkoreka le animó a huir de la "propaganda" y comparó a Zapatero con el "asno de Buridán". "Hambriento y sediento, se vio agarrotado por el dilema entre comer la alfalfa que pusieron a su derecha o beber del cubo de agua que situaron a su izquierda, y murió de ambas cosas: de hambre y de sed. Decídase, las medidas serán duras e impopulares, pero es usted quien tiene que poner el cascabel al gato, que para eso es presidente", dijo. Poco después, el ministro de Fomento recalcó a RNE que su departamento acometerá en breve una reordenación de las empresas públicas dependientes de su cartera con el fin de ahorrar costes. Se reducirán cargos directivos y se unificarán empresas.
Petición de ayuda para que no se cuestione la solvencia de España
Zapatero reconoció ayer pese a su optimismo, que el momento en el que ahora se encuentra España "es particularmente difícil" pues, aunque encara "la recuperación", tiene ante sus ojos "el parte de daños de la crisis, en términos estrictamente económicos, pero también sociales y políticos". En este contexto fue en el que el presidente pidió a los grupos políticos que compartan también su análisis sobre la solvencia de España para no sembrar nuevas desconfianzas en los mercados de deuda.El presidente hacía este llamamiento después de que el Tesoro consiguiera ayer colocar con éxito una emisión de bonos a 15 años en condiciones mucho más razonables que las de hace sólo un mes. Zapatero recordó que el pago por los intereses de la deuda no llega al 2% del PIB, cuando la media en la zona euro es del 3%. "Sólo el 21% de la cartera total del Tesoro vencerá en 2010 y apenas el 30% está en manos extranjeras", abundó el presidente.En estos momentos, el coste de la deuda a 10 años es del 4%, inferior, por ejemplo, al que se registraba a principios de 2004, "en una situación mucho menos complicada para las cuentas públicas", argumentó Zapatero. "Creo que es muy necesario compartir entre todos este análisis. Compartan la solvencia de España, contribuyan a la confianza reconociendo la buena salud de nuestra deuda pública", recomendó a la oposición. La sentencia de Rajoy fue inamovible: "No es España la que inspira desconfianza, es usted".
Agenda del Gobierno
19 de febrero: presentación de la Ley de Mediación y Arbitraje.26 de febrero: Plan de Promoción de la Inclusión Social y Ley de Protección del Medio Marino.5 de marzo: Plan de Lucha contra el Fraude y la Economía Sumergida.12 de marzo: Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.18 de marzo: se aprobará la Comisión Interministerial de Política Industrial.31 de marzo: Plan de Racionalización y Reducción de la Administración del Estado y del Sector Público Empresarial.