Tímido repunte del consumo
Entre los datos positivos que refleja la contabilidad nacional del cuarto trimestre de 2009, hecha pública hoy por el INE, se encuentra el repunte del consumo de las familias, a un ritmo del 0,3% sobre el trimestre anterior.
Se trata del primer avance del gasto de las familias desde finales de 2007, algo que, en principio, impulsa al optimismo sobre la evolución de la economía española, en especial de la demanda interna. Sin embargo, hay muchos factores que llevan a ser cautelosos sobre este asunto. En primer lugar, porque sólo se trata de tasas intertrimestrales (el consumo de las familias aún cae al ritmos interanuales del 3,5%), en donde han influido los gastos extras que siempre acarrean las fiestas navideñas. En segundo lugar, porque se están empezando a hacer comparaciones sobre tasas anteriores que ya eran de por sí negativas, por lo que es más fácil mejorar en términos relativos.
En tercer lugar, porque la subida de impuestos prevista (el IVA a partir de junio) va a llevar al gasto de las familias a comportamientos a corto plazo muy dispares en el que surgirán fenómenos como el acaparamiento de bienes, ante la inminente alza tributaria. Estos comportamientos harán difícil un análisis más sosegado de la cuestión, hasta que no esté bien entrado el año. Lo mismo ocurre con la inversión, que modera su caída hasta ritmos del 12,9%, todavía muy pronunciados.
Otro aspecto positivo de la contabilidad nacional es la evolución de los costes laborales. El coste laboral unitario creció en 2009 a un ritmo del 0,2%, exactamente igual que el deflactor implícito del PIB, utilizado para medir la evolución de los precios de la economía. Que los costes laborales se vayan acompasando al nivel general de precios es, sin duda una buena noticia, y dice mucho del ajuste que están realizando ya los hogares y las empresas, habida cuenta de la crisis económica existente, para reducir su apalancamiento financiero. El ajuste vía costes debería continuar en los próximos trimestres si no se quiere que éste se siga realizando mayoritariamente, vía mayores pérdidas de puestos de trabajo, tal y como apuntan los principales servicios de estudios. Lo importante no es sólo que el PIB empiece a crecer sino que lo haga a un nivel tal que comience a generar empleo.