Nueva York, a dieta
Numerosos Gobiernos se plantean cómo poner en práctica una política de austeridad y de recorte presupuestario; quizás por ello merezca la pena analizar con detenimiento las medidas llevadas a cabo desde la alcaldía de la ciudad de Nueva York, cuya tasa de paro ha subido en un año desde el 7% hasta el 10,6%. Alrededor de 425.000 personas están buscando empleo, cifra que no se había alcanzado desde los años setenta, y se espera que suba todavía más. El presupuesto de la ciudad está tensionado al límite, tanto que parece imposible que pueda cubrirse sin la ayuda del resto del Estado y la cooperación de los sindicatos.
Recién comenzado el tercer mandato de su alcalde, Michael Bloomberg, la presentación del presupuesto fue un acto solemne y siniestro. La ciudad se enfrentará a un déficit de 4,9 billones de dólares en 2011, y en 2010 se ha consumido el superávit de 2,9 billones de dólares para reducir el déficit futuro y pagar facturas e intereses de la deuda. El alcalde ha pedido a todos los servicios municipales que apliquen una política seria de recorte de costes (por séptima vez desde 2007) que podría suponer un ahorro de 1,6 billones de dólares. El alcalde ha pospuesto la apertura de una academia de policía, y 2.500 profesores pueden ser despedidos si no acuerdan una subida de salarios del 2% con sus sindicatos, frente al 4% reclamado (los profesores han tenido un aumento de salarios con Bloomberg del 43%).
El pasado 25 de enero, el alcalde había descrito un panorama más desolador, proponiendo eliminar servicios de asistencia estatal, a pesar de que la ciudad suministra la mitad de los ingresos del Estado. Esto forzaría a la ciudad a despedir 19.000 funcionarios, incluyendo 8.500 profesores en septiembre. Más de 3.100 policías perderían su puesto de trabajo, bajando el nivel de prestaciones hasta el de 1985. Algunos parques de bomberos podrían ser cerrados, y también los fondos para los solicitados comedores sociales. Y la recogida de basuras podría quedar afectada (aproximándose peligrosamente a la situación vivida en los setenta, con la basura sin recoger, los parques de bomberos y la policía en el paro). El alcalde también se queja de la magnitud de las pensiones, que ha subido el 350% desde 2002, y ha planteado una reforma urgente del sistema de prestaciones.
¿Y qué lectura política tienen estas medidas? La primera, que los recortes son culpa de los fallos del Estado, y la segunda, que la generación de empleo supondrá, necesariamente, renuncias. De momento, Bloomberg está llevando a cabo los ajustes en el momento idóneo, al comienzo del ciclo electoral, aunque coincida con una de las mayores recesiones de la historia.
Isabel Giménez Zuriaga. Directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros