Fomento atina en el ajuste
El ajuste del gasto acometido por el Gobierno para reducir el déficit, con ser imprescindible, no está exento de serios riesgos. Si la reordenación de la política de gasto no se atiene a una estrategia que mantenga a salvo importantes inversiones productivas, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Una de las grandes preocupaciones del sector de la construcción es que el recorte, que según advirtió el ministro de Fomento "no va a contentar a todos o probablemente a nadie", paralice importantes obras en infraestructuras. Por eso parece atinada la decisión de acelerar el plan de inversiones extra de 15.000 millones -que tendrá participación pública y privada- para que se licite en dos años en lugar de los tres inicialmente previstos.
La crisis "obliga a todos a hacer más con menos", como ha constatado José Blanco, cuyo departamento debe aportar al ajuste unos 2.000 millones de sus 19.300 millones de presupuesto. Pero, si se hacen las cosas bien y se salva la inversión productiva, supone igualmente una oportunidad para mejorar en eficiencia. En este sentido, Fomento quiere construir los mismos kilómetros de autovías o de vías de ferrocarril con menos recursos, para lo que analizará caso por caso hasta maximizar los medios disponibles. Nada que no sea muy aconsejable siempre, pero aún más en tiempos de crisis.