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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El pacto salarial sólo es el primer paso

Las organizaciones empresariales (CEOE y Cepyme) y las sindicales (CC OO y UGT) cerraron ayer un principio de acuerdo de moderación salarial para este y los dos próximos años. Es un avance incuestionable que ofrece estabilidad a las empresas españolas para un largo periodo y contribuirá certeramente a mejorar su competitividad frente a otras economías exportadoras. En España los salarios y el resto de costes de producción se han convertido en vía imprescindible para recomponer la competitividad perdida desde la entrada en el euro, si la política de moderación va acompañada de la mesura en los márgenes y en los precios.

La banda de subida retributiva que enmarcará la negociación de empresas y sectores es más baja para 2010 -con un 1%, puesto que continúa presentándose especialmente difícil por la atonía de la demanda y la inversión-, y se irá incrementando, de forma moderada, en los próximos dos ejercicios: del 1% al 2% en 2011 y del 1,5% al 2,5% en 2012. En cualquier caso, se garantiza el control de los costes salariales con la congelación real de las remuneraciones, así como el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores con las cláusulas de revisión, lo que en la práctica se convierte también en un mecanismo de contención del IPC. Pero este acuerdo, que debería haber llegado hace dos años para evitar una buena parte de la sangría de empleo que ha sufrido España, permite la posibilidad del descuelgue de las empresas que atraviesen por dificultades.

Generalmente, la interpretación de esta cláusula ha sido fuente de conflicto entre empresa y comités; pero en la que es la peor recesión de las últimas décadas, con dificultades en la economía española para volver a crecer con solvencia, sería conveniente que se antepusiese la supervivencia de la empresa a las demandas salariales del colectivo laboral. Sin empresa no hay empleo. Confiemos en que sea suficiente en un contexto en el que la doctrina extiende cada vez más la creencia de que para volver a recuperar las tasas de empleo España debe admitir reducciones muy fuertes de sus niveles de costes (salarios), además de incrementar los de productividad.

El acuerdo tiene, además, un valor económico superior al que intrínsecamente lleva aparejado el control salarial por tres años. La economía española necesita más ahora que nunca un gesto contundente de confianza tanto de cara al exterior como de cara a los agentes económicos internos. Si este pacto es secundado por cambios serios en los mercados de bienes, servicios y factores por parte del Gobierno, tendrá un efecto multiplicador nada despreciable, y puede convertirse en el verdadero motor de la recuperación. El ejemplo de sacrificio debe prolongarse en la reforma laboral e intentarse en la de pensiones para despejar dudas sobre la viabilidad futura y dar certeza al crecimiento.

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