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A fondo

La crisis social amenaza la nueva agenda europea

Van Rompuy elimina las referencias a 2020 y adapta los objetivos a cada país.

Huelgas, manifestaciones e interminables colas de paro. El paisaje laboral de la Unión Europea en este febrero de 2010 no es propicio para las grandes proclamas sobre el futuro económico del club comunitario ni para brindis al sol a 10 años vista.

Por eso, los líderes de la UE se cuidarán mucho el próximo jueves, cuando celebren su primera cumbre con el nuevo formato del Tratado de Lisboa, de anunciar grandes objetivos a largo plazo. Intentarán, en cambio, centrarse en medidas que ofrezcan alguna esperanza a corto y medio plazo a los 23 millones de personas que buscan empleo en el Viejo Continente, ocho millones más que en EE UU.

Los protagonistas de la reunión, a juzgar por los documentos de trabajo preparatorios, parecen conscientes de que no podrán obviar el creciente deterioro del clima social provoca por la escalada del desempleo (4,5 millones más de parados en los últimos dos años). Pero discrepan, al menos en la forma, en cuanto a la respuesta política que la UE debe formular durante el actual semestre de la presidencia española.

José Manuel Durão Barroso, el reelegido presidente de la Comisión Europea (cuyo nuevo equipo se somete hoy al voto de investidura en el Parlamento Europeo) se declara partidario de una Estrategia 2020 que herede, limpia de errores, la frustrada Agenda de Lisboa (2000-2010). Pero Barroso ya no tiene el monopolio de la visión europea en las reuniones de máximo nivel. Y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que prácticamente estrena su cargo en la cita del día 11, parece distanciarse de la nueva agenda del portugués. En su documento preparatorio de la reunión, al que ha tenido acceso CincoDías, Van Rompuy no menciona ni una sola vez la "estrategia 2020".

El previsible choque entre Van Rompuy y Barroso marcará la primera batalla por un liderazgo que el Tratado de Lisboa no deja claro. Pero los dos parecen conscientes de que la debacle económica requiere respuestas inmediatas que no pueden esperar a que la UE se aclare con su nuevo marco institucional.

El ex primer ministro belga plantea a los presidentes de Gobierno un acuerdo sobre cinco objetivos como máximo, pero adaptados a la situación de cada país. Aunque no los detalla, girarían en torno al I+D, la educación y la formación continua.

Van Rompuy propone una vigilancia mucho más estrecha a partir de ahora sobre el cumplimento de esos objetivos. Y la utilización de la financiación comunitaria como incentivo para lograrlos. Es decir, ha convertido en zanahoria la polémica propuesta del Gobierno Zapatero sobre sanciones.

Barroso también llegará a la cumbre con un diagnóstico de la coyuntura que rezuma dramatismo. "Nuestro punto de partida es más difícil que antes de la crisis y quizá el más difícil vivido por nuestra generación", señala el documento de Barroso, al que también ha tenido acceso este diario. El informe de la CE añade que sólo con medidas contundentes "podremos evitar la trampa de una década de escaso crecimiento y elevado desempleo que reducirá nuestro nivel de vida".

La contundencia de esas medidas estará condicionada en gran parte por la respuesta que obtengan entre la opinión pública y, en particular, entre las organizaciones sindicales.

La semana pasada, Van Rompuy se reunió con representantes de la Confederación Europea de Sindicatos (entre ellos, el secretario general de UGT, Cándido Méndez) para escuchar sus reivindicaciones.

Sindicatos

Los sindicatos europeos parecen calentar motores para un ejercicio, el de 2010, en el que se espera que la llamada economía real acuse el tremendo impacto del cataclismo financiero iniciado en 2008. Tras llegar al 10% de paro en diciembre del año pasado, el BCE advierte en su último informe, del pasado enero, que "se espera que el desempleo en la zona euro aumente algo más".

Los sindicatos reclamaron a Van Rompuy que se mantenga el gasto público y que se inyecte en la economía dinero público por una cantidad equivalente al 1% del PIB europeo para crear puestos de trabajo.

Y en la carta de convocatoria de la cumbre a los presidentes de Gobierno, el presidente del Consejo reconoce que "nuestro ritmo de crecimiento estructural no es suficiente para crear empleo y mantener nuestro modelo social". Con ese escenario, la próxima agenda económica de la UE, se llame como se llame, no parece que pueda aplazar los problemas 10 años.

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