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Tribuna
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Mucho ruido y pocas nueces

Parece que el gobierno ha decidido aparcar su habitual dedicación a la lírica, dejando por un momento los violines en la cubierta del Titanic y se ha puesto a achicar agua. El problema es que los camarotes ya están anegados y se precisan medios más eficaces que cazos y cucharas.

Aterrado por las reacciones ante el anuncio de la reforma de las pensiones, esta vez el ejecutivo ha querido rodearse de los llamados agentes sociales para anunciar un proyecto con un título tan largo como ambiguo en su contenido. De hecho, es más una propuesta abierta a la negociación por los agentes sociales que un proyecto. No aparece entre las propuestas el ampliamente demandado contrato indefinido con indemnización reducida, ni tampoco hay rastro de una reducción generalizada de las cotizaciones, medidas de choque necesarias.

Sin embargo, es positivo el anuncio de un programa de empleo para jóvenes, un colectivo muy castigado por el desempleo y al que hay que atender para evitar que siga creciendo el número de ellos que "ni estudian ni trabajan".

También se incluye entre las propuestas el llamado modelo alemán (kurzarbeit) para el contrato a tiempo parcial, consistente en reducir la jornada laboral y el salario, percibiendo el trabajador parcialmente la prestación por desempleo. No obstante, hay que tener en cuenta que, en puridad, esto no es nuevo. Aunque no muy utilizado, ya existe en España el desempleo parcial, vinculado a un expediente de regulación de empleo de reducción de jornada.

A falta de su concreción, es positiva la propuesta de mejora de los servicios públicos de empleo y el propósito de revisar la estructura de la negociación colectiva para que sea más flexible. Una vez más se anuncia el tan necesario como infructuoso intento de acabar con la dualidad del mercado de trabajo (indefinidos y temporales) en España, lo que no ha conseguido ninguna de las cinco reformas realizadas en nuestro país, desde la primera realizada en el lejano año 1984.

Esta vez parece que va a intentarse mediante el encarecimiento de la contratación temporal, el abaratamiento de la indefinida y la ampliación del contrato de fomento de la contratación indefinida.

Las propuestas se agotan con el anuncio de revisar el actual sistema de bonificaciones, en realidad tan disperso como mejorable; una referencia a la formación en el empleo; a la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, aunque hay que recordar que recientemente ya se promulgó una ley que legislaba sobradamente esta materia; y al control de los procesos de incapacidad temporal.

Este último es un punto interesante. Sería conveniente que las medidas que se aprueben sean eficaces. El fraude en las bajas médicas produce costes importantes para el sistema de seguridad social, fomenta el absentismo en la empresa y afecta negativamente a su productividad.

En resumen, tengo serias dudas de que esta propuesta vaya a solucionar los problemas más importantes de nuestro mercado laboral, consistentes en la destrucción incesante de empleo como aspecto coyuntural y dramático y, como aspectos estructurales, el alto coste del trabajo, la excesiva rigidez de la negociación colectiva, la dualidad de la contratación, la insuficiente formación de los trabajadores y la mejorable flexibilidad normativa.

Tras la prolongada espera de la reforma laboral y visto el contenido de sus propuestas, el extenso título del documento presentado por el gobierno Líneas de actuación en el mercado de trabajo para su discusión con los interlocutores sociales en el marco del diálogo social podría subtitularse con el shakespeariano Mucho ruido y pocas nueces, más escueto y apropiado.

Jordi Costa. Profesor de EADA

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