El perfeccionista imparable
El piloto español se enfrenta al reto de demostrar su valía con la más respetada escudería de Fórmula 1. Su implicación con el equipo es clave para el éxito
Voló. Fernando Alonso cogió por primera vez el volante del nuevo F10 en el circuito valenciano de Cheste el pasado miércoles y ante más de 36.000 espectadores, récord en unos entrenamientos en el trazado, marcó el mejor tiempo de todos los pilotos que pisaban el asfalto. Una demostración que deberá confirmarse cuando empiecen de verdad las carreras el próximo 14 de marzo en Bahrein, pero que ya apunta un hecho claro: este año no valen excusas. Sólo vale ganar.
Alonso, dos veces campeón del mundo de Fórmula 1, es un ganador nato. Sin embargo, los últimos años de sinsabores parecían haberle afectado. El año pasado, cuando el Renault se arrastraba por las pistas, las reacciones del asturiano a los malos resultados distaban mucho de los disgustos, y en ocasiones reproches, de temporadas anteriores. Daba la sensación de que las aristas de su personalidad se habían limado más incluso de lo que algunos reclamaban. Una cosa era echar la culpa siempre a los mecánicos y otra asumir que lo que conduces es un ladrillo con ruedas y que poco más se puede hacer.
Pero quizá al asturiano no le quedaba otro remedio. Era lo más lógico ante la evidencia de que ni Renault confiaba en su futuro en la categoría reina del automovilismo (de hecho, aunque su nombre sigue en una escudería este año, en realidad la ha vendido), ni el propio Alonso esperaba que su éxito volviese a llegar en el equipo francés.
Buena parte de los triunfos del flamante fichaje de Ferrari se basan en su participación en el desarrollo del monoplaza
Pero Alonso está convencido en su interior de que volverá a ser campeón del mundo. Porque igual que conocía los defectos de Renault conoce sus propias virtudes, tanto como piloto como cómplice de los diseñadores de los coches, arma imprescindible para conseguir un bólido ganador. Hace unos meses, pocas semanas después de presentarse el acuerdo de patrocinio de Santander, Ferrari confirmó el fichaje de Alonso y empezó una nueva etapa en su carrera como piloto profesional. El banco que preside Emilio Botín consiguió cerrar el círculo "del mejor banco, el mejor equipo y el mejor piloto" como estrategia de promoción global de la entidad financiera.
Alonso dejaba atrás los años de aprendizaje, cuando llegó a Minardi y consiguió que aquella lata incluso peleara los puntos en algún gran premio. Dejó atrás los años dorados de Renault. Y especialmente dejó atrás la funesta temporada en McLaren.
"He hablado más veces con Fernando en unas semanas que con Kimi Raikkonen en años", explicaba uno de los responsables del desarrollo del F10. "Llama casi a diario a Maranello sede de Ferrari para preguntar e interesarse por el coche", señalaba otro.
Esa es la implicación que le gusta al asturiano. Y es la que espera también de su equipo. "En su estancia en McLaren chocó con una escudería totalmente británica que, además, se volcó con su compañero de equipo Lewis Hamilton. Se sintió fuera de lugar y menospreciado en el trato que consideraba merecía tanto por ser dos veces campeón del mundo como por su trabajo con el monoplaza", señalan fuentes del circo.
El propio Alonso ha destacado que el carácter latino de los italianos se acerca más al suyo, y que así se trabaja mejor. Algo similar deben pensar los mecánicos italianos de Raikkonen, pero al revés. Además, desde la marcha de Michael Schumacher de Ferrari, la marca del cavallino rampante ha ido italianizándose, con la salida de Ross Brawn y de Jean Todt.
El trabajo que se ha realizado durante el invierno en Maranello, con Stefano Domenicalli a la cabeza, será esencial para el arranque de la temporada. En el mes que queda para que empiece el mundial, los equipos sólo tienen tres semanas de entrenamientos -tras Valencia, Jerez y Montmeló- para poner a punto los monoplazas. Y en eso, Alonso es experto, según coinciden todos los que han trabajado con él. Es un perfeccionista en cada detalle del comportamiento del coche. Y cada segundo que se arranca al crono es clave en este deporte.
La expectación que ha despertado la llegada de Alonso a Ferrari sólo se ve amenazada por el retorno de Schumacher a la Fórmula 1 de la mano del ahora germánico equipo Mercedes, que ha comprado Brawn GP, actual campeón de constructores de Fórmula 1. La personalidad del siete veces campeón, su innata capacidad para la velocidad y su escasa vocación de ser el segundo en nada, depara una temporada que todos auguran apasionante. Alonso tiene sobre él la presión de demostrar que su tan ansiado aterrizaje en Ferrari se traduce en resultados. Y eso sólo pasa por ser campeones. Alonso, Ferrari y Santander lo saben.