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Iberdrola, El Corte Inglés y Damm, patrocinadores

La edición más discreta de la Copa del América

Dos inmensos catamaranes capitaneados por millonarios, Ernesto Bertarelli y Larry Ellison, se disputan desde el lunes en Valencia la Copa del América más polémica y discreta.

Si el viento lo permite, el próximo lunes Alinghi y BMW Oracle se lanzarán al agua para celebrar la primera de las tres regatas de la 33 edición de la Copa del América, la competición deportiva más antigua que existe y que ha estado a un paso de perderse en un galimatías judicial que ha terminado con un juez ordenando la celebración del evento. Nada que ver con la anterior edición, celebrada también en aguas valencianas en 2007 y que fue un éxito de participantes, público y repercusión mediática.

El largo conflicto que ha enfrentado al actual propietario de la jarra de las cien guineas, los suizos capitaneados por Ernesto Bertarelli, y al sindicato del New York Yacht Club, de Larry Ellison, por las condiciones de la competición desbarataron los planes de Alinghi de repetir el modelo de competición con varios desafiantes y mayor número de regatas.

Aunque las disputas judiciales no han acabado, finalmente el juez ha obligado a que se celebre el duelo entre Alinghi y BMW Oracle. Pero será una edición discreta: al mejor de tres regatas a celebrar lunes, miércoles y viernes, si el viento lo permite.

Hasta los barcos serán diferentes. Unos inmensos multicascos que tendrán que alejarse mucho de la costa -de hecho, parte del campo de regatas está en aguas internacionales-, lo que impedirá el seguimiento ya no desde la playa, como en la edición anterior, si no también desde yates privados. Al final, la organización ha optado por instalar pantallas gigantes para poder seguir por televisión lo que acontezca mar adentro.

Tampoco habrá gran despliegue de glamour y de fiestas de los patrocinadores como ocurrió en la anterior ocasión. El consorcio que forman las tres administraciones públicas que respaldan el evento han destinado 7,8 millones de euros para dar de lustre a los días de regata. Como apoyo económico, tres empresas españolas, Iberdrola, El Corte Inglés y Estrella Damm patrocinan el evento, aunque su aportación no cubre el total del coste.

Al final de la semana habrá un ganador. Si vence el sindicato estadounidense, la copa, y con ella la próxima edición, viajará al nuevo continente. Y si ganan los suizos Valencia posiblemente también se despedirá de la competición. Bertarelli ya había llegado a un acuerdo con Emiratos Árabes para celebrar allí la 33 edición, aunque el juez lo prohibió. En todo caso, queda una sensación agridulce de haber celebrado "la mejor Copa del América de la historia", según Bertarelli, en 2007 y ahora asistir a una edición casi secreta.

Dos inmensos catamaranes capitaneados por por millonarios, Ernesto Bertarelli y Larry Ellison, se disputan desde el lunes en Valencia la Copa del América más polémica y discreta.

Si el viento lo permite, el próximo lunes Alinghi y BMW Oracle se lanzarán al agua para celebrar la primera de las tres regatas de la 33 edición de la Copa del América, la competición deportiva más antigua que existe y que ha estado a un paso de perderse en un galimatias judicial que ha terminado con un juez ordenando la celebración del evento. Nada que ver con la anterior edición, celebrada también en aguas valencianas en 2007 y que fue un éxito de participantes, público y repercusión mediática.

El largo conflicto que ha enfrentado al actual propietario de la jarra de las cien guineas, los suizos capitaneados por Ernesto Bertarelli, y al sindicato del New York Yacht Club, de Larry Ellison, por las condiciones de la competición desbarataron los planes de Alinghi de repetir el modelo de competición con varios desafiantes y mayor número de regatas.

Aunque las disputas judiciales no han acabado, finalmente el juez ha obligado a que se celebre el duelo entre Alinghi y BMW Oracle. Pero será una edición discreta: al mejor de tres regatas a celebrar lunes, miércoles y viernes, si el viento lo permite.

Hasta los barcos serán diferentes. Unos inmensos multicascos que tendrán que alejarse mucho de la costa -de hecho, parte del campo de regatas está en aguas internacionales- lo que impedirá el seguimiento ya no desde la playa, como en la edición anterior, si no también desde yates privados. Al final, la organización ha optado por instalar pantallas gigantes para poder seguir por televisión lo que acontezca mar adentro.

Tampoco habrá gran despliegue de glamour y de fiestas de los patrocinadores como ocurrió en la anterior ocasión. El consorcio que forman las tres administraciones públicas que respaldan el evento han destinado 7,8 millones de euros para dar de lustre a los días de regata. Como apoyo económico, tres empresas españolas, Iberdrola, El Corte Inglés y Estrella Damm patrocinan el evento, aunque su aportación no cubre el total del coste.

Al final de la semana habrá un ganador. Si vence el sindicato estadounidense, la copa, y con ella la próxima edición, viajará al nuevo continente. Y si ganan los suizos Valencia posiblemente también se despedirá de la competición. Bertarelli ya había llegado a un acuerdo con Emiratos Árabes para celebrar allí la 33 edición, aunque el juez lo prohibió. En todo caso, queda una sensación agridulce de haber celebrado "la mejor Copa del América de la historia", según Bertarelli, en 2007 y ahora asistir a una edición casi secreta.

Dos multimillonarios al timón

Que el mundo de la vela es elitista es un hecho más o menos conocido. Pero en el caso de la Copa del América esta afirmación casi se queda corta. Los dos barcos que se disputan el legendario trofeo están en manos de dos multimillonarios. Larry Ellison, propietario del BMW Oracle, es, según Forbes, el cuarto hombre más rico del mundo gracias a la empresa informática que fundó hace más de 30 años. Este neoyorquino apasionado de la vela está empeñado en devolver a Estados Unidos la jarra de las cien guineas.En frente, el equipo suizo de Ernesto Bertarelli, un italiano afincado en Suiza que heredó la farmacéutica Serono que había creado su padre. En 2006 la vendió al conglomerado alemán Merck por 13.000 millones de dólares. Pese a que su país de adopción no tiene mar, el lago de Ginebra ha sido su escuela. En 2003 consiguió ganar la competición en Nueva Zelanda, trayendo a Europa por primera vez la competición.

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