Telefónica rema contra la Bolsa y Berlusconi en su objeto de deseo
Edward Cullen ha cambiado la percepción mundial sobre los vampiros. O, más bien, ha sido su creadora, Stephenie Meyer, la autora de la saga Crepúsculo. Ahora hay vampiros buenos, incluso para sus eternos antagonistas, los hombres lobo. Resulta que algunos ya pueden vivir sin condicionar la existencia ajena y eso modifica radicalmente las reglas del juego.
El problema es que no todo el mundo lo ve, ni está dispuesto a aceptarlo. Lo que es bueno para unos es territorio vedado para otros. Telefónica podría escribir una tesis doctoral sobre eso. Para ella, hacerse con Telecom Italia supondría el mayor de los triunfos. Sería la primera consolidación entre grandes ex monopolios europeos, rompería definitivamente las barreras nacionalistas y reforzaría la presencia de la española en dos mercados clave: Italia y Brasil. O2 fue importante, pero era una cuestión de precio. Telecom Italia es otra dimensión.
Pero la Bolsa no lo ve. Es cierto que Telefónica no está viviendo su mejor año bursátil, pero una de las incertidumbres que planean sobre la cotización es la posibilidad de una fusión con Telecom Italia. La presencia todavía es débil: el mercado cree que es pronto para que se materialice, que hay demasiada oposición del Gobierno italiano. Pero ya hay quien descuenta incluso el efecto negativo de una ampliación de capital para acometer la compra. Por eso, el viento se deja sentir de vez en cuando. Sobre todo, cada vez que en el país vecino se disparan las especulaciones sobre la fusión o algún miembro del Ejecutivo deja la puerta más abierta que otras veces.
La pregunta que queda en el aire es cuál es el mejor momento para acometer la operación
Entonces el mercado habla. Y no falla: aplausos para Telecom Italia y pitos para Telefónica. La relación es simbiótica al estilo también de los vampiros, pero de los de antes, los que tenían que matar para sobrevivir. La italiana sube a costa de la española, porque la Bolsa ve beneficios para una y riesgos para otra. Lo primero no puede producirse sin lo segundo, así que su futuro bursátil está indisolublemente unido.
No le viene mal a Telecom Italia el impulso. Su carrera bursátil en los últimos años es de las peores del sector. Un día fue un gigante europeo; ahora Telefónica vale seis veces más que ella. Por eso, llama la atención el rally de los últimos días. Desde el pasado 18 de enero, cuando la prensa italiana volvió a poner la fusión en el punto de mira y Miguel Sebastián pidió reciprocidad a la inversión extranjera en Italia, la italiana sube un 13% en Bolsa. Telefónica camina en dirección contraria. En el mismo plazo, la caída es del 5,45%.
El veredicto es evidente y uno de los cuestionamientos que implica esta caída es, a la vez, el segundo escollo que debe resolver Telefónica en su camino hacia Telecom Italia. Se trata del Gobierno del país vecino, del Ejecutivo encabezado por Silvio Berlusconi. Italia ha comenzado a acostumbrarse a que sus empresas compren en España, pero la contrapartida no le gusta tanto. Por eso, la Bolsa teme que su postura condicione la operación de forma negativa o que, una vez consumada la fusión, haya represalias.
En este punto, las opiniones son contrapuestas incluso dentro de Telefónica. El deseo de la operadora está claro. Entró en Telecom Italia hace tres años para evitar que lo hiciera un competidor y para plantear una operación a medio plazo. La pregunta que queda en el aire es ¿ha llegado ese momento?
Dentro de la compañía hay fuentes que ven en los últimos movimientos del Gobierno de Berlusconi una especie de resignación, de rendirse a lo inevitable de una Telecom Italia controlada por una empresa extranjera. Además, algunas fuentes en Telefónica están convencidas de que es el momento de dar el salto que supone la compra de Telecom Italia, ahora que los ingresos y los resultados están penalizados. La Bolsa, añaden, acabará por bendecir la operación igual que hizo con O2, que también fue cuestionada al principio.
Los más prudentes en la operadora -y en eso coinciden con no pocos analistas- consideran que es clave conocer el futuro de la red italiana de Telecom Italia. En algunos de sus múltiples comentarios, los ministros de Berlusconi han llegado a decir que ya se conforman con que la red siga siendo nacional en caso de fusión. Aun en este escenario, la situación cambiaría mucho si la red se separa en una compañía independiente dirigida por un italiano, pero propiedad de Telecom Italia, o si la infraestructura se expropia y se cede la propiedad. De ahí las voces que recomiendan esperar todavía.
¿Cuál es el precio justo?
La opinión del mercado variaría drásticamente en función del precio que se pague. No es lo mismo comprar Telecom Italia sin prima o con una muy ligera, que hacerlo al precio que los dueños de la operadora -Telefónica y sus socios italianos- la tienen valorada en libros. Eso serían 2,2 euros, cuando Telecom Italia cerró ayer a 1,146 euros, y ello después de una subida del 6% en Bolsa propiciada por la publicación del supuesto visto bueno del Gobierno italiano a la fusión con Telefónica.Los analistas consultados creen que la posición de Telecom Italia en Brasil bien vale una opa, incluso con los problemas de la compañía de deuda y la necesidad de reestructuración en Italia. Eso sí, si le quitan la red en Italia no podría pagar prima alguna. Si se queda con ella, se puede hacer alguna concesión, pero nunca 2,2 euros, explican.
Menos que O2
Telecom Italia valía ayer en Bolsa 13.381 millones de euros. Telefónica pagó 26.000 millones por O2. Con una prima del 50%, la española compraría Telecom Italia por 20.000 millones, todavía menos de lo que abonó por O2. Eso sí, aún estaría lejos de los 2,2 euros por acción.