Reformas concretas y seguimiento cercanolas claves

La adopción de la Estrategia 2020 marcará la presidencia española en el ámbito económico.

La cuarta presidencia española de la Unión Europea se inició a principios de mes con una declaración de intenciones: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó por aumentar la cooperación económica e incluso imponer sanciones a los Estados que la incumplan. Era un aviso de que pretende una presidencia de turno de perfil alto, hasta el punto de que, tras las reticencias expresadas por Alemania o Francia respecto a las sanciones, reiteró esa posibilidad en su exposición ante el Parlamento Europeo.

Así pues, la intención es clara, y deberá plasmarse en una renovada agenda de reformas estructurales que sustituya a la fallida de Lisboa. Su nombre: Estrategia 2020. El programa de actuación tiene tres fechas clave. El 11 de febrero habrá una cumbre económica informal, en la que las partes esbozarán las primeras propuestas. La discusión formal se hará en la cumbre de primavera, en Bruselas, con el objetivo de aprobar la Estrategia al cierre de la presidencia española, en junio.

El reto no es menor. De entrada, tendrá que superar los escollos que llevaron a la agenda lisboeta de 2000 al fracaso (principalmente, la ausencia de sanciones para los que la incumplan). Pero, además, la nueva guía estructural afectará a una UE radicalmente distinta a la de la década pasada: en lugar de 15 Estados miembros, ahora hay 27, y buena parte de los nuevos cuentan con economías todavía en transición hacia el desarrollo. Aunque aún no se han siquiera esbozado las grandes líneas de actuación, la Comisión Europea ha sido la primera en abrir fuego, al lanzar una consulta ciudadana respecto a las prioridades. Y en ellas destaca que la Estrategia deberá ser pertinente para todos y cada uno de los Estados, y adaptable a los "diferentes puntos de partida".

Los factores clave enumerados por Bruselas son tres. En primer lugar, "crear valor basando el crecimiento en el conocimiento". Eso implica fomentar la innovación a través de la investigación, la educación y la economía digital. Después, "potenciar el papel de los ciudadanos en sociedades inclusivas", lo que se traduce en adquirir nuevas capacidades que estimulen la creatividad y el espíritu empresarial, y faciliten la "transición fluida entre empleos", o, lo que es lo mismo, la flexibilidad laboral. Por último, Bruselas plantea "crear una economía competitiva, conectada y más respetuosa con el medio ambiente", incentivando además la sociedad de la información. Todo, aderezado con la promoción de los sistemas comerciales y financieros internacionales.

Posición británica

El primer ministro británico, Gordon Brown, presentó la semana pasada sus propuestas en materia de economía y empleo, que esbozan la posición de su país respecto a la Estrategia 2020. Los ejes de actuación serían una política fiscal que garantice la recuperación; una agresiva política activa de empleo; el refuerzo de la innovación y los sectores con más futuro; la profundización del mercado interior; la apertura a los mercados globales de comercio e inversión, y el aumento de la regulación financiera.

En cuanto a la presidencia de turno, Zapatero ya ha incidido en la necesidad de incrementar la cooperación en el ámbito de las reformas estructurales, y ha propuesto un pacto social a escala europea para garantizar la permanencia del Estado del bienestar. En las próximas semanas se concretarán las posiciones, pero una cosa está clara: hará falta más voluntad política y un seguimiento más cercano para aplicar las reformas necesarias.

La claves

Enunciados de la comisión europea de cara a la agenda 2020Objetivos: dejar atrás la recesión económica y avanzar hacia una sociedad basada en las energías limpias y el conocimiento, que apoye más y mejores puestos de trabajo.Campos de actuación: se promoverá la formación continua a lo largo de la vida, un mercado único más fuerte y mayores inversiones en I+D, transporte, energía y tecnología.Nivel de actuación: existe consenso en que las reformas deben llegar a los "niveles de raíz", para que no queden en ideas difíciles de concretar como en la anterior agenda.