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Relaciones internacionales

Tres meses para una revolución diplomática

España tiene hasta el 30 de abril para crear el servicio exterior de la UE.

Dará tiempo? La incógnita rodea al plazo fijado por la Unión Europea para poner en marcha un servicio de acción exterior que, a largo plazo, podría convertirse en un auténtico cuerpo diplomático comunitario. El nuevo organismo unifica la política exterior comunitaria y convierte las 130 delegaciones de la Comisión Europea, con más de 5.000 empleados, en delegaciones de la Unión que, con el tiempo, se espera que incluso puedan ofrecer servicios consulares a los ciudadanos con pasaporte europeo.

Los 27 socios de la UE, bajo presidencia española desde el 1 de enero, quieren que antes del 30 de abril esté cerrada la base jurídica de esa revolución de la política exterior comunitaria, que algunos observadores comparan con la que supuso el euro para la política económica y monetaria.

"El objetivo es convertir a la Unión Europea en un actor global que ahora mismo no lo es", señalaba en Bruselas el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Diego López Garrido, en un acto de presentación del semestre español. López Garrido mostraba su esperanza en que el servicio europeo de acción exterior "se convierta en el servicio diplomático más brillante y poderoso del mundo".

La Alta Representante de Política Exterior, Catherine Ashton, ya trabaja sobre el proyecto. Pero apenas lleva en su cargo dos meses (tomó posesión el pasado 1 de diciembre) y ha dedicado buena parte de ese tiempo a preparar su comparecencia ante el Parlamento Europeo, paso previo para su futuro nombramiento como vicepresidenta de la nueva Comisión Europea (el 9 de febrero, previsiblemente), y a coordinar la reacción comunitaria ante la tragedia del terremoto de Haití del 12 de enero.

Ashton y la presidencia española, por tanto, sólo disponen de tres meses para lograr uno de los acuerdos más delicados y trascendentales de este semestre. No en vano, tanto la Comisión como España insisten en que la unificación de la representación exterior comunitaria "puede llegar a suponer un salto para la identidad europea similar a la llegada del euro a los bolsillos de los ciudadanos". Esa ambición, precisamente, somete al proyecto a inevitables tensiones entre los países partidarios de avanzar hacia una verdadera diplomacia europea y los que prefieren mantener intacta la soberanía nacional en política exterior. La opinión pública de Reino Unido, en concreto, parece la más susceptible ante un plan que la prensa euroescéptica describe como el final del prestigioso Foreing Office británico.

En realidad, cada país de la Unión Europea mantendrá su representación exterior, en particular, en los países con los que mantiene lazos más estrechos. Pero la resistencia británica puede verse acentuada si en las elecciones generales del próximo mes de mayo el conservador David Cameron derrota, como indican los sondeos, al Gobierno laborista de Gordon Brown. El posible relevo en Downing Street es uno de los motivos (no reconocidos oficialmente, por supuesto) por los que el Consejo Europeo pidió el pasado mes de octubre que los trabajos preparativos para el nuevo servicio se acometieran "a toda velocidad", con vistas a aprobar las normas sobre su estructura y funcionamiento "antes del fin de abril de 2010".

Una vez en marcha, y ya a salvo de posibles objeciones británicas o de otras nacionalidades, se espera que el servicio de acción exterior alcance su pleno rendimiento en 2012. Ese año deberá presentar el primer balance sobre su actividad. Y en 2014 se revisará el funcionamiento de la estructura, incluido el papel de las delegaciones de la UE en tareas consulares. Entonces, si Londres no lo impide, las diferencias entre los pasaportes europeos desaparecerán como las antiguas monedas nacionales.

EE UU. La voluntad de estrechar lazos con Barack Obama

La cita más esperada en política exterior de la presidencia española tendrá lugar, si se cumple el calendario previsto, el 24 de mayo. Se trata de la cumbre Unión Europea-EE UU. Y tanto el club comunitario como España quieren aprovecharla para estrechar lazos con una Administración, la de Barack Obama, a la que consideran cercana a las tesis europeas en política económica, energética o geoestratégica. El encuentro servirá también para comprobar el grado de convivencia entre el presidente semestral de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero, y el del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Una foto junto al carismático presidente estadounidense puede suponer una proyección internacional que no les vendría mal a ninguno de los dos líderes europeos.

Latinoamérica. Impulso a los acuerdos de libre comercio en la zona

Latinoamérica, como es obvio, ocupa el lugar más significativo en las prioridades de política exterior de la presidencia española de la UE. El semestre incluye cumbres bilaterales (con Chile y México) y multilaterales (Mercosur y Centroamérica) en las que Madrid espera impulsar los acuerdos de asociación o libre comercio que Bruselas negocia sin éxito desde hace años con la zona. El Gobierno de Rodríguez Zapatero parece dar máxima prioridad al acuerdo con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), cuya negociación arrancó en el año 2000. El aparente fracaso de la Ronda de Doha puede revitalizar los contactos con un área donde la UE es el mayor inversor del mundo, según la CE, y el segundo socio comercial después de Estados Unidos.

Magreb. Polémica por la primera cumbre con Marruecos

Entre las numerosas novedades del semestre español al frente de la UE figura la primera cumbre al máximo nivel entre el club comunitario y Marruecos, prevista para el próximo 8 de marzo en Granada. Se trata de una deferencia de la UE, no exenta de polémica (por los problemas con el Sahara), hacia un país al que ha reconocido el estatuto de asociación avanzado y con el que pretende estrechar las relaciones económicas y de seguridad (en el área de control de la inmigración). El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió la cita durante su primera comparecencia ante el Parlamento Europeo como presidente semestral de la Unión. "Dar la mano es mejor que cerrar la puerta", respondió Zapatero a los partidarios de cancelar la cumbre con el país vecino.

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