Obama y la alta dirección
La crisis ha puesto en evidencia los fallos de múltiples sistemas. Uno de ellos es el sistema de gestión de las organizaciones. ¿Qué dinámicas explican que los altos directivos ignoraran sistemáticamente las alarmas que iban señalando los mercados desde hacía ya varios años? ¿Cómo es posible que ciertos gestores, especialmente en el sector bancario, ya hayan vuelto a las andadas? La caja de Pandora está entreabierta y Obama ha reaccionado con aparente determinación.
Según Gary Hamel, sin innovación en las formas actuales de dirigir las empresas no serán posibles muchos cambios organizacionales ni otras innovaciones potenciales que necesitamos con urgencia. Un análisis histórico de algunas innovaciones en gestión quizás nos ayudará a deducir cómo podría evolucionar el management en el futuro cercano. En los inicios del siglo pasado, la empresa Ford introdujo el sistema de producción en masa. Ello resultó fundamental para conseguir las economías de escala que dieron una gran ventaja competitiva a Ford. En los años treinta, General Motors introduce la división funcional. Hacia los años cincuenta y sesenta, Procter and Gamble empieza a poner el acento en la gestión de activos intangibles. Dicha innovación conlleva trasladar el foco de creación de valor empresarial desde activos tangibles, por ejemplo la producción, a otros intangibles, como la imagen de marca.
En los años setenta y ochenta el toyotismo rompe con el taylorismo típico de principios del siglo XX. El taylorismo presuponía que unos piensan y otros actúan. En Toyota se reconoce el conocimiento tácito de los trabajadores de primera línea y, por lo tanto, la necesidad de su participación en los procesos de toma de decisión. Se podría argumentar que se abre de esta forma un proceso parcial de democratización de la gestión. La empresa Analog Devices es conocida como pionera en la aplicación de cuadros de mando a principios de los 90. Los cuadros de mando evidencian la necesidad de gestionar las organizaciones de una forma equilibrada y ¡no sólo basándonos en la perspectiva financiera!
Al tiempo que dejamos atrás la crisis actual, debemos hacer el ejercicio de imaginar cómo será el entorno internacional en los años venideros. ¿Qué innovaciones en gestión necesitaremos? ¿Nuevos valores para un nuevo management? ¿Nuevos indicadores e incentivos para asegurar mejor el éxito empresarial (sostenible)? ¿Adiós a la tiranía del corto plazo? La rendija de la caja de Pandora del management es lo suficientemente grande como para justificar alguna innovación de envergadura en los sistemas de gestión de nuestras organizaciones. Esperemos que los propósitos de Obama no se queden en meras palabras. Aún así, no nos engañemos, deberíamos ir más allá de una simple partición de algunas entidades bancarias y de sus actividades. Es todo el edificio del management y sus cimientos, o principios básicos, los que merecen una reforma significativa. En caso contrario, de nuevo, perderemos todos.
Juan Ramis-Pujol. Profesor de Esade-URL