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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Responsabilidad política con el almacén nuclear

Los residuos son un mal inherente a la sociedad, sea desarrollada o no. La diferencia radica en que las economías desarrolladas los procesan para minimizar sus efectos perniciosos, y las menos ricas se limitan a amontonarlos sin control. Pero, a pesar de que todo el mundo comprende las bondades de las plantas de reciclado o tratamiento, nadie las quiere ante su casa. Con los residuos nucleares pasa igual: lo razonable es guardarlos en instalaciones seguras, controladas y con capacidad suficiente para las necesidades nacionales, aunque su cercanía genera recelos en una buena parte de la ciudadanía.

Los reactores nucleares españoles acumulan actualmente 3.569 millones de toneladas de residuos radiactivos, almacenados por separado en sus piscinas de combustible gastado e incluso al aire libre. Es un problema evidente que urge soluciones. La respuesta del Gobierno ha sido convocar un concurso entre aquellos municipios españoles dispuestos a albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC), con capacidad para 6.700 millones de toneladas, lo que significa que la mitad del espacio ya está comprometido. El incentivo es una inversión de 700 millones de euros con el consiguiente empleo en la zona durante la construcción, más una gratificación anual de seis millones de euros y un centenar de empleos estables. En otros países como Holanda, el municipio no recibe compensación económica y aún así alberga las instalaciones.

Las Administraciones están para resolver los problemas, no para generarlos. Por eso, sorprende la actitud de algunos políticos que se oponen tozudamente a la instalación. La respuesta que ha recibido el alcalde de Yebra (Guadalajara) cuando dijo estar dispuesto a albergar el ATC ha sido paradigmática. Se le han opuesto por igual el PSOE -por medio de José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha-, como su propio partido, el PP, que ha decidido abrirle un expediente informativo, según comunicó la secretaria general y máxima responsable en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. Peor es la actitud de los socios de los socialistas en el tripartito catalán (ERC y IU), que se han puesto al frente de la manifestación contraria a la instalación en Ascó. Como miembros del Ejecutivo autonómico, su función no es manifestarse sino encontrar soluciones a los problemas reales. Como éste.

El ATC poco tiene que ver con estar a favor o en contra de la energía nuclear. Se trata de dar acomodo a residuos que ya existen y que han servido para abastecer de electricidad a buena parte de la población -cerca del 20% de la energía eléctrica producida en España es de origen nuclear-. Es triste que algunos insistan en hacer demagogia por un puñado de votos. Son los mismos que siguen aplazando un verdadero debate sobre la energía nuclear abierto y sin prejuicios, que cada día resulta más inaplazable.

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