Fernando Alonso, un icono del marketing a los mandos de Ferrari
El matrimonio entre la mítica escudería Ferrari, la única que se mantiene desde los orígenes de la competición y la que más títulos de constructores posee, y Fernando Alonso, uno de los mejores pilotos del mundo y un icono del marketing a escala mundial, parece una apuesta segura para alimentar la leyenda del 'cavallino rampante' y reactivar el pulso del 'Gran Circo'.
En el mundo de la F1, la presencia de patrocinadores, de empresas que pongan su dinero a cambio de publicidad en los coches, los monos o los cascos de los pilotos, es un elemento imprescindible para mantener un negocio de miles de millones de dólares. Sin ellas, no sería posible el campeonato. O al menos, no el campeonato que conocemos.
El Banco Santander, uno de los grandes patrocinadores de la Fórmula 1 que desembarca asimismo este año en Ferrari junto a Alonso, aportará en torno a 20 millones anuales. El propio Santander reconoce que el retorno publicitario es de 3 euros por cada euro invertido. La repercusión mediática, con 2.000 millones de personas que siguen cada carrera en 200 países, es el principal reclamo para las empresas.
Para hacernos una idea de los presupuestos que se manejan, en la última temporada de Fernando Alonso en Renault, el año pasado, los patrocinadores aportaron las siguientes sumas: Renault 130 millones, Ing 54 millones, Total 30 millones, Bridgestone 11,5 millones, Pepe Jeans 8 millones,Mutua Madrileña 6 millones, Viceroy 2millones, Silestone 2 millones y Universia 0,5 millones.
Pero la figura de Alonso va un poco más allá. Bicampeón del mundo de Fórmula 1, joven, agresivo, dinámico y ganador; Fernando Alonso es uno de los grandes polos de atracción del mercado publicitario nacional y mundial. Su condición de icono del marketing está fuera de toda duda. Los últimos años ha sido el piloto mejor pagado de la parrilla, y no sólo por sus condiciones y su incuestionable talento dentro de la pista. Alonso tiene contratos con varios patrocinadores personales. LeasePlan, una compañía de "renting", fue la primera gran empresa que confió ciegamente en él y lo patrocina desde 1998. Al hilo de sus éxitos en 2004, cuando se convirtió en el piloto más joven de la historia en ganar un Gran Premio (Hungría), otras marcas mostraron su interés en patrocinar al piloto.
Su agente, Luis García Abad, afirma que en un día recibe en su móvil entre 200 y 250 llamadas, con propuestas y peticiones de todo tipo para el piloto asturiano. Empresas como Santander, Telefónica, Vodafone, Mutua Madrileña, Sandoz, Cajastur, Buckler, Gurú, Hero Muesly, PlayStation, Renault, Mercedes-Benz, Mobil, Johnnie Walker, Hugo Boss, Europcar, Nescafé, PSG, Alpinestar, LeasePlan, Puma o FedEx, entre otras, han unido sus nombres al de Fernando Alonso en las últimas temporadas.
Alonso sigue sumando patrocinadores a su mono o vestimenta. La casa italiana de ropa Guru, eligió a Fernando Alonso «por su juventud, por su madera de ganador, su inteligencia, su personalidad y su enorme tirón en España».
Hoy, Matteo Cambi, su director, ha pasado de vender 2.000 camisetas hace tres años a facturar más de 20 millones de euros. Caroline Laval, responsable de la línea que lleva el nombre del asturiano de la firma de relojes Sandoz incide en esta idea: "Gracias a él hemos podido aumentar nuestro reconocimiento, no tanto a nivel nacional, porque ya estábamos consolidados, pero sí fuera de España. Más de 20 países nos compran relojes de Fernando Alonso". Fernando Alonso se ha convertido en el último Rey Midas del deporte, convirtiendo en oro todo lo que toca.
Con su llegada a Ferrari, Fernando Alonso, ha conseguido dar el último salto de un sueño que inició cuando con apenas tres años se subió al kart que su padre había construido con sus propias manos. La carrera de Alonso al volante ha sido una continua ascensión, que se ve culminada con el último escalón que necesitaba para entrar a formar parte de la leyenda de un universo que va más allá de la competición deportiva.
De sus inicios en los karts al paso a la fórmula Nissan, de ahí a la Fórmula 3000 y, al fin, su llegada a la Fórmula 1 y al equipo Ferrari. Su fichaje por la escudería más mítica de la parrilla cierra el círculo de un piloto que con dos títulos mundiales en su poder, afronta el último desafío de una vida deportiva repleta de hazañas.
Porque Ferrari significa todo eso y más. No es un equipo como el resto. Es la plasmación de la leyenda, del mito. De la visión de un deporte desde una perspectiva universal. Y de esa leyenda forma ya parte uno de los mayores deportistas españoles de la historia. Alonso llega en el mejor momento posible a una escudería que también precisaba de sus servicios para volver a reinar en las pistas y fuera de ellas.
Fernando Alonso, desde sus inicios en la F1, ha conseguido con sus actuaciones acercar a un país entero un deporte que, hasta su llegada, contaba apenas con una reducida aunque fiel afición -el crecimiento de seguidores en televisión con 'shares' cercanos al 50% de la parrilla durante la consecución de su segundo título mundial supuso todo un fenómeno de masas y Telecinco vio aumentados sus ingresos por publicidad de forma exponencial con las carreras-. Y Ferrari, tras la marcha de Schumacher, necesitaba un nuevo espaldarazo entre los aficionados que veneran la escudería del 'cavallino rampante' en todo el planeta.
Pero la actual F1 dista bastante de aquella competición en la que Alonso comenzó su andadura allá por 2001 a los mandos de un Minardi. El circo de la categoría reina del automovilismo ha hecho gala a su nombre en estos últimos años. Los escándalos, las dudas, la pérdida de credibilidad y la durísima crisis económica que ha afectado de pleno a la F1, han dejado muy dañada su imagen y su viabilidad futura.
Los patrocinadores, los sponsors, las empresas automovilísticas, los equipos, los pilotos o los ingenieros han visto cómo la única solución para su permanencia pasaba por la reducción de costes. Ferrari contará en 2011, igual que el resto de equipos, con un presupuesto de 60 millones de dólares, frente a los más de 400 de 2009, -de los que un 40% lo pagan los patrocinadores, y el resto los propietarios del equipo-. Y aún así, un equipo como Toyota y un proveedor de neumáticos como Bridgestone, entre otros muchos, han decidido abandonar el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) recuerda que ha "advertido en repetidas ocasiones que el deporte del motor no es ajeno a la crisis económica mundial. Por esta razón, a los equipos se les ha pedido reducir los costes y se ha fomentado la entrada de nuevos equipos independientes".
Este año, repleto de novedades y nuevas marcas, precisa de valores seguros de cara a los más de 160 millones de aficionados repartidos por todo el mundo, que son los que finalmente sustentan el gran negocio de la F1. La vuelta de Schumacher con el nuevo equipo Mercedes -aunque con los interrogantes propios de un regreso a su edad y tras varios años parado-, es sin duda uno de esos reclamos ineludibles.
Su futuro está ligado a la escudería italiana para los tres próximos años, a razón de 25 millones por año, en los que espera obtener nuevos títulos para seguir alimentando su palmarés y que la conocida Alonsomanía vuelva a resurgir con la fuerza de 2006 entre los aficionados. Por su parte, desde Ferrari esperan que Alonso les devuelva la supremacía perdida. Si la unión de ambos consigue que vuelvan a reinar, no sólo ellos saldrán ganando, los intereses de cientos de compañías, ciudades -que albergan los grandes premios-, patrocinadores, equipos, pilotos, técnicos, ingenieros y demás personal dependiente de este gran negocio están en juego en un año, el del 2010, que se presenta como un reto mayúsculo para una competición inigualable.
Una apuesta segura
La unión de Ferrari, única escudería que se mantiene desde los orígenes de la competición allá por 1950 y la que más títulos de constructores posee, con 16 campeonatos, junto a Fernando Alonso, bicampeón mundial y sin duda uno de los mejores pilotos del mundo, además de un reclamo permanente para las marcas y los sponsor, se antoja imprescindible para mantener el 'gran circo'.Porque si bien la mayoría de los circuitos de carreras donde se celebrarán los Grandes Premios seguirán siendo los mismos que en años precedentes, los automóviles utilizados seguirán siendo monoplazas con la última tecnología disponible y sus aplicaciones y mejoras seguirán siendo utilizadas en automóviles comerciales, la F1, tras el azote de la crisis económica, la pérdida de patrocinadores o los recortes presupuestarios, necesita de mitos y gestas que sigan alimentado su leyenda, y el binomio Alonso-Ferrari es una apuesta segura.Algo que mejor que nadie sabe Bernie Ecclestone, quien a partir de la década de 1970, reorganizó la gestión de los derechos comerciales de la Fórmula Uno y transformó el deporte más importante del automovilismo en un negocio de miles de millones de dólares. Sólo en derechos comerciales se generan anualmente 760 millones de euros, y en venta de entradas, otros 215 millones. Hoy Ecclestone sigue siendo el gran jefe de la F1, ya que a través de sus empresas controla además la administración, organización y logística de cada Gran Premio.