La recesión hace diana en el turismo
El turismo es una actividad que se mueve con el ciclo. En tiempos de bonanza crece como la espuma, empujado por el ansia viajera de muchos ciudadanos. Por contra, es una víctima fácil de la recesión por ser un gasto prescindible. Esta lógica explica sobradamente que en 2009, durante el cénit de la crisis mundial, visitasen España 5,3 millones de personas menos que en 2008, un recorte del 8,7%. El dato, evidentemente negativo, es complicado de valorar hasta que no se conozca cómo han evolucionado otros destinos similares. Y para su mejor análisis tampoco sobraría que el Ejecutivo ofreciese datos desagregados por comunidades autónomas, cosa que no ha hecho. Pero con las cifras conocidas España parece no haber sufrido más que otras potencias turísticas, como EE UU o Francia, según las previsiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Quizá por ello, el Gobierno ha hecho una lectura relativamente optimista del cierre del ejercicio. El secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, sustenta este análisis en dos pilares: el descenso de viajeros -hasta un total de 52,3 millones- ha sido menor del previsto a principios de 2009, cuando el cálculo oficial era de una caída del 10%. Además, pese a que han llegado menos visitantes, éstos han gastado más, por lo que la reducción de ingresos (6,8%) ha sido menor que la de turistas. Habrá que ver si esta tendencia se consolida o es también fruto de la recesión que fuerza a quedar en casa a viajeros con menos posibles. Si perdura, será una buena noticia: ganará posiciones un turismo más rentable, es decir, de turistas con mayor poder adquisitivo que garantizan más ingresos.
Hay que confiar en que la mejora económica de Reino Unido, Francia y Alemana, los principales mercados emisores, dé lugar a una recuperación del sector en 2010. De hecho, de los cinco millones largos de viajeros perdidos en 2009, más de la mitad es imputable a los británicos, azotados por la depreciación de la libra. Y la otra mitad, prácticamente, a franceses y alemanes. La decisión del Gobierno de duplicar el año pasado el presupuesto en promoción ha sido acertada, como lo será que se refuerce para este ejercicio, y se haga en base a un mensaje común de marca-país.
Hay, sin embargo, una amenaza que no puede pasar desapercibida. La OMT destaca que destinos como Turquía, Túnez o Egipto -competidores directos de España- han tenido menores caídas de visitantes y, previsiblemente, se recuperarán más rápidamente. Lo que significa que, si no mejora la oferta nacional, estos países heredarán muchos de los habituales visitantes de España. Aunque se les aventaje en seguridad o infraestructuras, el precio puede llegar a ser un lastre. Lo que significa que la mejora de calidad debe compaginarse con costes competitivos si se quiere asegurar el futuro del primer sector económico nacional.