España podría caer en una nueva recesión al agotarse los estímulos públicos
La economía española podría verse abocada hacia una nueva recesión si, una vez agotados los estímulos gubernamentales, la actividad privada no logra tomar el relevo de las ayudas públicas y consigue crear empleo y amortiguar la sangría del paro.
Así lo advierte el profesor de Economía del IESE Juan José Toribio en el número de enero de la publicación "Comentarios de Coyuntura Económica", en el que analiza, con cierto pesimismo, las perspectivas de la economía española para este año.
Toribio cree que en los dos primeros meses del año se registrará un empeoramiento de la situación respecto a 2009 debido al agotamiento de los estímulos directos impulsados por el Gobierno, en especial los relacionados con el apoyo al sector del automóvil.
De hecho, una parte importante de la incipiente recuperación registrada en la segunda parte de 2009, recuerda Toribio, es atribuible a estos estímulos, por lo que "su retirada no dejará de tener algún efecto contractivo".
En la segunda parte del año, pues, la iniciativa privada deberá tomar el relevo del impulso que han supuesto las ayudas del Gobierno y liderar la recuperación económica.
"Cuestión distinta es si tal impulso resultará suficiente para aumentar el empleo y para amortiguar la sangría del paro que afecta a varios países, aunque muchos nos tememos -apunta el experto- que la respuesta a tal interrogante vaya a ser negativa".
El problema, según Toribio, es que ya no queda margen para más estímulos gubernamentales, de forma que, o se confirma el impulso privado, o "estaríamos abocados a un perfil de W, con caída hacia una nueva recesión".
Tres son los factores que pueden impedir que la economía española y la de otras países avance este año hacia la plena recuperación.
En primer lugar, explica el director del IESE en Madrid, parece poco probable que los bancos vuelvan a reanudar el flujo normal de crédito hacia las familias y empresas, especialmente hacia las pymes, que generan más de un 60% del empleo en el área de la OCDE.
De otro lado, los gobiernos han visto cómo sus arcas se han deteriorado "hasta extremos sin precedentes históricos" mientras sus deudas han aumentado "en proporciones insostenibles".
La solución a tales desequilibrios, advierte el economista, pasa inevitablemente por las subidas de impuestos y/o serios recortes de gasto público, lo que inevitablemente tendrá un efecto contractivo de la economía.
En tercer y último lugar, los bancos centrales habrán de abandonar los mecanismos extraordinarios de generación de liquidez y procederán a una subida gradual de los tipos de interés, que podría iniciarse en la segunda mitad de 2010.
También estas actuaciones comportarán una inevitable tensión contractiva en la actividad.
"Y es que de una situación económica como la actual se acaba saliendo, pero no sin pagar ciertos peajes económicos", subraya Toribio.