La desconexión de Wall Street
Esta temporada de grandes bonus va a ofender a los americanos. A mi me ofende". Así de sincera fue el pasado fin de semana Christina Romer. La presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca reaccionaba con contundencia en una entrevista en la CNN, a una de las noticias más esperadas y más impopulares fuera de los límites de Wall Street, el importe de la compensación variable anual que van a recibir los empleados de la banca con cargo a las cuentas de 2009. Se trata de la parte más importante de su paga anual y se irá conociendo a partir de esta semana, cuando los bancos cierren los libros del año.
Este primer ejercicio en el que el mundo financiero ha sobrevivido al abismo gracias a ayudas públicas, bancos como JP Morgan se preparan para compensar con una media de 463.000 dólares por empleado y Goldman Sachs se quedará al borde de los 600.000 dólares, como media. En estos y otros bancos se está preparando a la opinión pública diciendo que es un porcentaje menor de sus ingresos que en los años precedentes y que, además, la parte en efectivo no será tan importante porque habrá un porcentaje mayor del bonus en acciones que no podrán ser vendidas hasta pasado un tiempo.
Goldman Sachs, un banco de inversión que es frecuentemente diana de las críticas debido a las cantidades que manejan sus empleados y su influencia política, ya anunció hace unas semanas que sus primeros 30 ejecutivos cobrarán todo en acciones. Incluido su consejero delegado, Lloyd Blankfein, quien en 2008 no recibió bonus pero en 2007 se embolsó 68 millones de dólares. En 2009 su sueldo base fue 600.000 dólares.
El Gobierno estudia establecer una tasa a la banca que ayude a reducir el déficit
Para aplacar las críticas que ya se han empezado a lanzar, Goldman está estudiando ampliar un programa para ejecutivos y gestores que les obliga a dar una parte de su salario a una organización benéfica. Es algo basado en el principio establecido por el industrial Andrew Carnegie quien, en su libro The Gospel of Wealth (1889), afirmaba que toda la riqueza personal que exceda las necesidades de una familia debe ser considerada como un fondo para el beneficio de la comunidad.
Fiscalizar a la banca
Pero el final del siglo XIX queda muy lejos y, mientras en Wall Street hablan de caridad, en Washington prefieren hablar de impuestos.
EE UU ha hecho la respiración asistida al sistema financiero desde el otoño de 2008. Un tratamiento cifrado en billones de dólares pues, además de las inyecciones de capital, hay que considerar las de liquidez de la Fed para mantener el mercado secundario y las garantías sobre activos. Los contribuyentes están haciendo un esfuerzo (que se verá reflejado en las cuentas públicas durante años) mientras el paro crece, los salarios se estancan y los bancos ganan dinero por su actividad de intermediación en los mercados no por prestar dinero a pymes. La desconexión del mundo de la banca con la realidad se amplía.
La Casa Blanca, que ha recibido presiones de sus socios del G20 para imponer una fiscalidad ad hoc o una tasa a las transacciones, está considerando introducir en el nuevo presupuesto una comisión a pagar por los bancos. Algo que ayude a reducir el importante déficit del país. No se han dado detalles.
El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, ha pedido a los bancos que han recibido dinero público que el día 8 de febrero le informen de cómo habrían sido sus bonus si no hubieran recibido ayudas del Estado. La teoría dominante es que muchos bancos ni siquiera existirían.
Simon Johnson, profesor del MIT, explicaba en su blog que quienes trabajen en un banco de más de 100.000 millones de dólares en activos no debería recibir bonus. Y si eso hace que muchos banqueros decidan abandonar su puesto de trabajo en los grandes bancos y "para ir a otras instituciones que no son demasiado grandes para caer, eso sería bueno para todos"