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Columna
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China, el tigre fácil

El comercio de China se disparó en diciembre. Y al hacerlo desapareció una de las principales justificaciones de Pekín para mantener su moneda artificialmente barata. Incluso si el aumento del 33% en el comercio global resulta fugaz, establece la agenda para las relaciones de China con sus socios comerciales en el próximo año.

La recesión global reduce la presión de los socios comerciales de China para una revalorización del yuan. Es difícil argumentar que la moneda parecía barata cuando las exportaciones del país fueron cayendo en picado. Como el comercio se recupera, la paridad del yuan-dólar se ve más como un estímulo inmerecido, sobre todo porque la caída del dólar ha hecho a los productos chinos aún más competitivos en Europa, Japón y Australia.

Es cierto que estas cifras de comercio superiores al mercado deben ser vistas en su contexto. Las exportaciones y las importaciones aumentaron rápidamente porque el desenlace de 2008 fue un fiasco. El aumento del 55% de las importaciones pudo ser ayudado en el último minuto por el almacenamiento de los productos básicos en lugar de la demanda real. Sin embargo, las exportaciones están ahora cerca de los niveles precrisis y un nuevo acuerdo de libre comercio con el sureste de Asia ofrece otra razón para que China arroje la muleta de su moneda.

El boom de las exportaciones chinas podría hacer del país un blanco para las naciones que sienten que el país se ha beneficiado a su costa. El paro entre los 150 millones de trabajadores inmigrantes de zonas rurales ha pasado del 15% marzo al 3% en verano. EE UU está teniendo muchos más problemas para que su mercado de trabajo recupere la salud.

Muchos partidarios tradicionales del libre comercio ven ahora el bajo nivel del yuan como un subsidio injusto. A falta de una revalorización, los aranceles y otras políticas de exportación serán más tentadoras. El pasado año ya hubo algunos altercados. La recuperación de China es ya un tema para el año 2010. Depende de Pekín evitar que el proteccionismo se convierta en otra cuestión.

John Foley

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