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Tribuna
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Coyuntura del petróleo

Comienza el nuevo año con frío y nieve en casi todo el hemisferio Norte, las noticias informan de fuertes nevadas en Europa, EE UU y Asia. En Madrid, al escribir estas líneas, también nieva. Como consecuencia, el consumo de gasóleo en los últimos días del año 2009 y comienzos del 2010 ha aumentado de forma sensible, después de situarse muchos meses en unos niveles inferiores a lo que venía siendo habitual, por dos razones, la primera, por la crisis económica que viven la mayoría de las economías desarrolladas y, la segunda, por unas temperaturas muy benignas en el otoño.

El resultado es que los inventarios o existencias de productos petrolíferos, y en especial los de destilados medios (gasóleo y queroseno de aviación), están por encima de la media de los últimos años. Esta circunstancia actúa de factor moderador en la formación de precios, aunque en los últimos días hayamos asistido a un repunte del precio del petróleo y sus derivados por el aumento coyuntural de la demanda.

En los países más desarrollados, la crisis económica ha impactado directamente en un menor consumo energético. Los indicadores de consumo de electricidad, gas y productos petrolíferos son coincidentes y en España las caídas interanuales rondan el 5%. El pasado 2009 ha sido el segundo año de caída de consumo, preocupando especialmente la caída de consumo industrial. La paralización temporal o cierre definitivo de muchas industrias es estructural, por lo que todos esperamos que se alcance pronto el suelo y se inicie a partir de ese momento una recuperación muy moderada de los consumos industriales.

Por otra parte, el consumo privado también está deprimido, los altos índices de paro, el aumento de la tasa de ahorro por parte de los ciudadanos son factores que inciden en la moderación del consumo. En los países de la OCDE no se espera un aumento del consumo de petróleo en 2010, seguiremos en número rojos, aunque confiemos que más moderados. Las economías emergentes son las que tirarán del consumo y en este nuevo año el incremento de consumo de petróleo procederá exclusivamente de dichas economías. La Agencia Internacional de la Energía es muy optimista y prevé un aumento de 1,5 millones de barriles día, otros observadores del mercado son más cautos y lo cifran en un millón. En cualquier caso, los aumentos serán más moderados que en la media de la década. La oferta de petróleo, probablemente, va a seguir siendo ligeramente superior a la demanda aunque más equilibrada que en los últimos meses. Por lo que creemos que la capacidad excedentaria de producción de crudo, actualmente estimada entre 4 y 5 millones de barriles día, y un nivel de existencias de crudo y productos, en tanques de almacenamiento y en petroleros, considerado alto, actuarán de freno ante posibles escaladas alcistas de precios, hasta que no se consolide la recuperación económica mundial.

Otros factores que influirán en los precios y que añadirán volatilidad e incertidumbre serán el comportamiento de los mercados de acciones y los mercados de divisas, ya que en los últimos meses hemos asistido a correlaciones entre dichos mercados y el petróleo. Igualmente influirá algún potencial incidente geopolítico que pueda afectar de forma significativa a la producción, siendo en estos momentos Irán el país que genera mayor inquietud a corto y medio plazo.

El negocio de refino en Europa atraviesa difíciles momentos, hay sobrecapacidad y algunas refinerías obsoletas tendrán serias dificultades por sobrevivir a la fuerte competencia del refino situado fuera de la UE, con costes muy bajos y, en particular, sin ninguna penalización a sus emisiones de CO2. Sólo aquellas refinerías que se hayan preparado adecuadamente para competir en un mercado de estrechos márgenes y de competencia externa creciente podrán sobrevivir. Afortunadamente el refino español ha acometido las inversiones necesarias y va a disponer de las refinerías más competitivas de Europa.

No obstante, preocupa bastante, la incertidumbre planteada sobre el mercado de emisiones de CO2 europeo y la falta de un marco internacional que ponga las mismas reglas de juego a todos los participantes en el mercado global de productos petrolíferos. No podemos competir en inferioridad de condiciones, salvo que se quiera causar un daño irreparable a la industria y economía europea, sin obtener ningún beneficio medio ambiental global. Confiamos que los políticos europeos estén a la altura de las circunstancias y sepan preservar el difícil equilibrio que ellos y la sociedad propugnan.

Álvaro Mazarrasa. Director General de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP)

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