Frente al año del Tigre (2010)
No es que me crea mucho esto del horóscopo chino -por horóscopo, más que por chino- pero en la situación económica general en la que nos encontramos, el recurso a las ciencias esotéricas casi parece la forma más razonable de adivinar lo que se nos viene encima en el 2010, sobre todo en lo que respecta a la evolución previsible de la economía mundial (la española, por desgracia, parece algo más previsible). A nivel general, el pánico puede haber desaparecido, pero el miedo sigue. Las economías parecen remontar, pero nadie sabe muy bien por qué y existe la sospecha generalizada de que una vez se vaya retirando la fuerte medicación que los Gobiernos tienen sometida a la economía -mezclando sustancias estimulantes para el ritmo cardiaco y sedantes para la conciencia colectiva-, el enfermo pueda volver a recaer (y en cualquier caso, siempre quedará la factura pendiente de pagar).
Pero esperemos que no. Quedan resquicios de esperanza y volvemos al tigre: la economía china, por ejemplo -principal tigre asiático-, parece dar síntomas de recuperación, con un trasfondo de solidez que siempre es menos cuestionable que en las economías occidentales, donde la contracción del consumo es un riesgo más real. Este riesgo económico inherente a la sociedad de consumo, en economías como la china, india o brasileña debería ser en teoría menor, al menos en lo que respecta a su economía interna (las exportaciones son otra historia).
Desde la posición de un inversor, sea en Bolsa, capital privado, bienes productivos u otra clase de activo, esta situación de extrema incertidumbre evidentemente no ayuda en la toma de decisiones. En España hemos visto que una gran parte de la inversión en activos fijos este año ha venido de la mano de las Administraciones, que por ello han asumido una responsabilidad que realmente no debería corresponderles respecto al uso productivo de los recursos. En teoría, para eso está el mercado -incluyendo el mercado financiero- pero, desgraciadamente, la inversión privada no suele dispararse precisamente en momentos de recesión e incertidumbre económica.
Lo curioso del caso es que de estos dos factores -recesión e incertidumbre- el primero es factual y el segundo es perceptivo. En realidad, todo el mundo piensa que ahora hay mucha incertidumbre -yo mismo comentaba anteriormente algunos elementos que la alimentan- pero en realidad, siempre la hubo; lo que no hubo fue conciencia de la propia incertidumbre. En parte es por eso que estamos donde estamos: en cierto modo, nos confiamos.
Es por eso que, viendo el problema desde el lado de un potencial inversor de cara al año 2010 creo que es más importante centrarse en la recesión y las oportunidades y amenazas que ello conlleva, que atenazarse con la incertidumbre como excusa. Aunque pueda parecer que este año necesitaríamos más que nunca un buen horóscopo chino para decidir en qué invertir nuestro dinero, en realidad siempre hubiese sido de idéntica utilidad.
José María Muñoz. Socio fundador de MCH Private Equity