Chile se hace mayor en la OCDE
La invitación formal que recibió el martes Chile para ingresar como miembro de pleno derecho en el club de los 30 países más desarrollados del mundo supone un espaldarazo a su gestión económica y reformas llevadas a cabo desde hace tres décadas con independencia de su proceso político, y dice poco, a la vez, de una organización como la OCDE que se está viendo sobrepasada por la rapidez de los cambios estructurales a escala planetaria. Cuando la organización abrió las negociaciones para su incorporación hace dos años, en mayo de 2007, el país sudamericano ya se había ganado de sobra su derecho a pertenecer al club. Apenas 30 meses le han bastado para cumplir las 10 recomendaciones impuestas por la OCDE para su ingreso, entre las que encontraba la mejora de sus estadísticas económicas, el intercambio de información tributaria y la protección de los derechos de los consumidores. Muy atrás había quedado todo el proceso de reformas estructurales emprendidas en los años 70, 80 y 90, por las que se modernizó la Seguridad Social, se cambió el sistema impositivo, se desreguló el mercado laboral, se abrió el país a la inversión exterior y se liberalizaron gran parte de los sectores económicos. El control de la gestión presupuestaria, incluida la deuda y el déficit, han permitido a Chile ser el país más estable de América Latina en los últimos 20 años, superando incluso los ratios de México, el hasta ahora único miembro latinoamericano de la OCDE. Con Chile dentro, la institución gana "en experiencias en gestión económica y reformas sociales", como la propia organización acaba de reconocer. Y Chile, a su vez, gana en prestigio mundial, muy necesitado en el cono sur americano, al ingresar en un club dirigido tradicionalmente por anglosajones de inspiración neoliberal. La labor del mexicano Ángel Gurría al frente de la secretaría general de la OCDE desde hace tres años se ha hecho notar en este sentido. Con Chile, México se busca en el seno del club un aliado en asuntos trascendentales en América Latina como la lucha contra la pobreza, la economía sumergida y la inmigración, no suficientemente calibrados hasta ahora en la organización.
Quiere el destino que el ingreso formal de Chile se produzca el próximo 11 de enero cuando aún no se ha producido la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el país, y en donde probablemente se vire hacia la derecha. La transición política y ordenada en Chile precisamente hacia la derecha, más allá de la alargada sombra del fantasma de Pinochet, supondrá un argumento más para los que están convencidos de que su estabilidad económica es capaz de resistir cualquier viraje ideológico. Hoy por hoy, las previsiones para el año 2010 pasan por un crecimiento del PIB chileno del 4,5% (estimación de la Cepal), un déficit de sólo el 1,1% del PIB (cálculo del Gobierno), mientras que países avanzados como Alemania doblarán su endeudamiento el próximo año y España elevará el paro al 20% de la población activa. Ello es una buena prueba de que la economía se puede gestionar de forma seria también en un país latinoamericano.