Vuelve la inflación de toda la vida
La recesión ha funcionado como una adormidera sobre los precios, tras un periodo de súbita desinflación desde julio de 2008, cuando la tasa interanual descendió desde el 5% hasta una tasa negativa del 1% hace tan sólo unos meses. Pero como el principal dominador de la inflación, cuando subía y cuando bajaba, era la energía, la ha devuelto a tasas positivas. No obstante, es la primera vez que la tasa en noviembre es tan baja (0,3%), que evita a la Seguridad Social gastarse un solo euro en corregir la pérdida de las pensiones, que, por otra parte, ganan poder de compra por vez primera: nada menos que del 1,7% y cobrado en su justo momento y no con un año de retraso.
Pero haciendo abstracción de la energía, la inflación comienza a tomar el perfil que siempre ha tenido en España. La alimentación, con vaivenes que se ajustan a la demanda, con 18 de las 22 rúbricas en negativo. Los bienes industriales, con descensos por la fuerte competencia, pero con repuntes mensuales para recomponer el margen que han sacrificado antes las empresas. Y los servicios, sobre todo los que no dependen del mercado, con tasas de inflación apreciables, aunque no tan disparatadas como cuando la economía crecía con solvencia. Los impuestos han apuntado su grano de arena: sin la subida del tabaco (17,7%) el IPC anual sería ahora cero.