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Análisis

Vienen curvas

Como si se hubiese abierto algún tipo de válvula en las agencias de calificación crediticia, en tres días Moody's, S&P y Fitch han rebajado o puesto en revisión el rating de Grecia, han advertido sobre Portugal y puesto en perspectiva negativa a España, amén de haber lanzado tímidas alertas sobre al calidad crediticia de EE UU y el Reino Unido.

La nota de S&P publicada hoy tiene una implicaciones directas sobre España y sobre el resto de Europa, por más que su contenido sea más o menos conocido. Es decir, que España crecerá por debajo de los países de su entorno por el elevado endeudamiento privado y la rigidez del mercado laboral. En consecuencia, las presiones deflacionistas son superiores, sobre todo en ausencia de una divisa propia que hubiera permitido devaluar. Con todo, S&P alerta de que podría recortar los ratings en un plazo de dos años, un plazo sorprendentemente prolongado. Como sorprendente es que mientras Fitch y Moody's mantienen la triple A, S&P amenace con pasar la calificación de AA+ a AA.

De momento, la reacción está siendo mucho más virulenta en la Bolsa que en los mercados de bonos. De hecho, ya antes de saltar la noticia España era citada, entre otros países, como posible foco de problemas. La presión sobre la Bolsa o sobre la prima de riesgo es pues muy elevada, no sólo por la información en sí misma. æpermil;sta se enmarca en un contexto global donde la Europa periférica se ve como una fuente de problemas, y en un entorno de mercado sin apenas movimientos, que siempre invita a sobrevalorar el impacto de las noticias. A corto plazo vendrán curvas.

La subasta de deuda planeada mañana por el Tesoro será un buen test sobre hasta qué punto estas turbulencias nos salen caras. Menor 'rating' obliga a pagar más intereses en la deuda que necesitamos emitir para financiar el gasto público. æpermil;se es el principal impacto de la advertencia de S&P, toda vez que, al contrario de lo que sucede con Grecia, la calificación española está todavía en niveles aceptablemente altos. En cualquier caso, interpretar lo sucedido hoy como un problema sólo español sería tan erróneo como negar la dura realidad económica del país. Lo que cotiza el mercado son los problemas de una zona euro donde las diferencias entre ricos y menos ricos se están agudizando por la crisis, y España es el mercado más relevante de esa Europa periférica.

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