El año de jugar a la contra
El contrario es ese ser templado con nervios de acero y una paciencia a prueba de bombas que huye de las modas. Es el inversor que se baja del caballo cuando todo el mundo está montando; el que se salió de las tecnológicas mucho antes de que pinchara la burbuja puntocom, o de las inmobiliarias antes de que estallara la crisis subprime.
Es, en definitiva, el inversor en valor por excelencia. El que busca ideas olvidadas por el gran público y aguarda pacientemente a que el mercado perciba el valor que hay encerrado dentro. Para cuando el último inversor se da cuenta, él ya se ha ido en busca de otros Eldorados.
Citi publicó ayer un informe sobre los contrarios en esta crisis. Cuenta la entidad estadounidense que los contrarios han vivido este año su mejor ejercicio desde 2000, porque apostaron por la recuperación cuando nadie lo hacía. Jugaron al rebote de la Bolsa, apostaron por sectores cíclicos en lugar de por defensivos; compraron emergentes y vendieron Estados Unidos: especialmente bonos y dólar.
Y les ha salido realmente bien. Otra cosa es lo que logren conseguir durante el año que viene porque, como explican los analistas de Citi, es en los cambios de ciclo y de tendencia cuando los contrarios triunfan sobre el mercado. Y aportan un dato: un selector de valores global que jugara a la contra habrá perdido un 50% de su capital en los últimos 12 años. "Sospechamos que los contrarios tendrán que esperar hasta el final del ciclo para volver a vivir un año tan espectacular como 2009", señala el informe.
Ciertamente 2010 será un año complicado, pero no sólo para los contrarios. Las incertidumbres sobre la recuperación de las economías son tantas que puede pasar cualquier cosa. Y el contrario tendrá éxito si acierta con el diagnóstico y éste difiere del de el resto del mercado. Y ahí entra en juego la gran sopa de letras del 2010: V, W o una inquietante raíz cuadrada.