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Ashton quiere mover el tráfico

Catherine Ashton no quiere parar el tráfico, como al parecer hubiera hecho alguno de los varones que le disputaban el puesto, sino "contribuir a que se mueva".

En su primera comparecencia pública como Alta Representante de la UE para Política exterior, la británica ha defendido con solvencia su cualificación para ocupar el puesto, aunque ha sido mucho más vaga (quizá por el propio formato de la sesión organizada por la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo no permitía dar más detalles sobre su futura actuación en áreas como la relación con EE UU, la presencia europea en Afganistán o el problema de la piratería en Somalia.

Aunque esta intervención no es todavía el "examen" que deberá pasar en enero en el Parlamento en su calidad de Vicepresidenta de la Comisión Europea, ha habido de todas maneras las esperadas preguntas sobre su supuesta falta de experiencia internacional o su antigua pertenencia en los años 80 a un lobby antinuclear británico, que al parecer recibió financiación soviética.

Ashton se mostró convencida de que tiene "las cualidades" necesarias para el puesto. E irónica lamentó no ser "la candidata preferida" de algún euroescéptico británico, pero recordó que sí lo era, y por unanimidad, de los 27 gobiernos de la UE.

Sobre los fondos para las campañas antinucleares, recordó que la mayoría procedían de colectas en la calle. Y zanjó el tema con un "espero que la próxima vez me pregunte sobre algo relacionado con política exterior".

Algunas pretungas rozaron, cómo no, la impertinencia machista. "Espero que haga usted algo más que servir café", le espetó el eurodiputado Popular, Elmar Brok. [ACLARACION: Contrastadas las palabras de Brok, pronunciadas en alemán, con la traducción hecha en el Parlamento, el eurodiputado parece referirsea la posibilidad de que Ashton coloque su despacho en la Comisión o en el Consejo. Y dice: "veo que prefiere la Comisión, pero sólo por el café". Menos ofensiva que la otra traducción].

Otros, en particular los euroescépticos conservadores británicos, lamentaron su eleccion porque, a su juicio, había otros muchos candidatos, (actuales ministros o exministros de Exteriores), mejor preparados para el puesto. Por supuesto, todos negaron que los reproches se debieran a su condición de mujer.

Seguro que es así. Pero sorprende el repentino nivel de exigencia de unos eruoparlamentarios que han dado el visto bueno a comisarios tan aptos para el cargo como Antonio Tajani, actual titular de Transportes. O que hubieran recibido con entusiasmo a David Miliband, el ministro de Exteriores británico al que ahora se describe como si fuera un nuevo Talleyrand.

Miliband no tenía ni un minuto de experiencia internacional cuando Gordon Brown hace sólo dos años le puso al frente del Foreign Office. Sus carteras anteriores fueron Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales; y Comunidades y Gobierno Local.

Ashton lleva 20 años en polítca y un año como comisaria europea de Comercio, una cartera que se ocupa de los conflictos comerciales con China o EE UU. Quizá no sea mucho. Pero es más que la de algunos varones que supuestamente merecían más el cargos. Así que mejor juzgarla por lo que haga a partir de ahora y no por su curriculum y, mucho menos, por sus cromosomas.

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