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Columna
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Bolívares bajo el colchón

Poner dinero en los bancos de Venezuela parece altamente arriesgado. Aunque la clausura de cuatro entidades probablemente no implique la nacionalización total de la banca. Después de todo, el magnate Ricardo Fernández, cuyo grupo apoyó a Hugo Chávez durante algún tiempo, ha terminado en la cárcel. Pero la opinión del presidente venezolano sobre los bancos hace prever nuevos embargos; y el Fondo de Garantía de Depósitos es limitado.

Las entidades clausuradas, que acumulan el 6% de los depósitos del país, han sido controladas desde 2006 por Fernández, conocido como el zar del Mercal porque su extensa flota de camiones estaba ligada al subsidiado sector público de alimentación. El Gobierno tomó el control de los bancos el 22 de noviembre y arrestó a Fernández el mismo día acusado de crimen organizado mediante instituciones bancarias.

De los cuatro bancos, dos parecen estar en una débil situación financiera y serán cerrados inmediatamente, mientras el destino de los otros dos permanece incierto. Entre los cuatro tienen 720.000 depositarios. El FGD del país cubre un máximo de 10.000 bolívares (4.657 dólares al cambio oficial, y unos 1.850 dólares en el negro). Unos 35.000 depositantes de las dos entidades en peor situación se verán expuestos a pérdidas, según el Ministerio de Finanzas.

Las circunstancias son únicas, por lo que es improbable que estos cierres presagien una nacionalización generalizada. Sin embargo, Chávez ha puesto al sector sobre aviso. En un discurso del 29 de noviembre, dijo que no tenía ningún problema en nacionalizar los bancos, porque entre otras cosas "no quieren extender el crédito a los pobres".

Chávez ya nacionalizó en marzo el Banco de Venezuela, propiedad de Banco Santander, aunque acordó en julio una compensación de 1.050 millones de dólares. Lo cual hace pensar que se producirán más embargos y cierres.

Para las asoladas clases medias venezolanas, sus ahorros pueden superar el límite garantizado, lo cual incentivará la búsqueda de paraísos donde colocar sus fondos en vez del sistema bancario local.

Por Martin Hutchinson

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