_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Bolsas sostenibles

Economía Sostenible, que supuestamente modificará nuestro modelo productivo para hacerlo más moderno, competitivo, y lógicamente sostenible. El Gobierno debería aprovechar esta ocasión para favorecer la modernización de la industria del plástico, un importante proveedor de empleo y poco vulnerable a la deslocalización, que hoy afronta la beligerancia de ciertos sectores de la gran distribución bajo el lema de la "bolsa caca".

Como uno de los grandes logros de la segunda revolución industrial, el plástico ha cambiado radicalmente nuestras vidas, aportando no sólo comodidad sino también productividad y eficiencia. Resultaría imposible concebir el actual nivel de intercambios comerciales sin el plástico, que facilita el transporte y rebaja su coste por ser más ligero que cualquier otro envase, redundando en menores emisiones de CO2. Tampoco somos conscientes de la mejor conservación de alimentos y otros productos gracias a sus envoltorios plásticos.

Por otro lado, debemos considerar la relevancia del sector en momentos de crisis y deslocalización. Aunque la fabricación de materias primas plásticas ha crecido en países como China, su transformación y manipulación siguen siendo actividades próximas a los mercados de consumo. El coste unitario de una bolsa de plástico no compensa su importación, aunque las de rafia que impone la gran distribución, más caras, sí se fabrican en Asia. Por su parte, las botellas y otros envases de plástico, vacíos y voluminosos, no pueden transportarse de forma económica a largas distancias En general, pues, la transformación y manipulación de plásticos pueden mantenerse en España y generar empleo y riqueza. Sólo en las ahora demonizadas bolsas de plástico trabajan 11.000 personas en 350 empresas.

Muy a pesar de sus beneficios, nuestra industria reconoce el impacto medioambiental del plástico y se ha mostrado dispuesta a colaborar con la sociedad y los poderes públicos en medidas correctoras. No debemos olvidar, sin embargo, que las bolsas de plástico representan menos del 1% de los residuos urbanos, que sus fabricantes están acogidos desde 1998 a la recogida selectiva y que recientemente se presentaba una nueva bolsa reutilizable, certificada por Aenor, que ahorra 6.000 millones de bolsas al año. Es preciso pues incentivar la adopción de la nueva bolsa y promover su reciclaje y uso responsable.

Unos días atrás, la televisión mostraba a los imputados del caso Pretoria, a su salida del furgón policial, recogiendo sus pertenencias en humildes bolsas de basura. La instantánea generó un amplio debate y nos recordó también que el denostado plástico sigue siendo útil en nuestra vida cotidiana, ya sea para la compra, el agua o el traslado de reos.

Genís de Tera. Director del Centro Español de Plásticos y miembro de Pimec

Archivado En

_
_