Examen a las universidades

La veintena de universidades que presentaron ayer, ante un jurado internacional, sus proyectos para obtener el sello de Campus de Excelencia Internacional (CEI) pueden ser la avanzadilla de una estimulante aventura. Aliadas entre sí, o con otros organismos públicos o privados, se han comprometido públicamente a ser referencias internacionales en docencia, pero también en investigación y en innovación, además de ser motores de la transformación socioeconómica de los territorios en los que están asentadas. En una concesión a la actualidad, el compromiso incluye también el término de moda: sostenibilidad.

El Gobierno ha dotado con 150 millones la financiación del programa, a repartir entre los ganadores que salgan de los 18 proyectos presentados -salvo en los casos de las tres privadas-. Es una cantidad muy alejada de los 4.000 millones que destina Alemania o 3.000 millones de Francia para este mismo fin. Pero es un principio. Y es tan apoyable como el hecho de que los ministros de Educación y de Ciencia e Innovación estén, codo con codo, en el proyecto. Es bueno, como se dijo ayer, aspirar a producir nuevos premios Nobel que no tengan que abandonar los campus españoles para conseguirlo. Tan bueno como que la universidad se implique también a fondo en la mejora del modelo productivo español.